Hoy les deseo compartir un relato sobre el Holocausto judío, relatado por unos de sus actores, es algo increíble leer del horror vivido, y pensar que es algo que se dio durante años, y por más que se describan los hechos, jamás podremos saber como fue que se vivió el horror llevado a su máxima expresión.
El escritor norteamericano de origen palestino Edward W. Said dijo en una ocasión a sus compatriotas árabes que era imposible comprender a los israelíes, los judíos americanos y toda la mentalidad judeocristiana occidental sin saber lo que había representado el proyecto nazi de exterminio de los judíos y lo que su recuerdo constituye todavía. Esta iniciativa tuvo mérito en su momento, porque los árabes, en general, tenían la impresión de sufrir una injusticia profunda cuando Occidente les exigía que "pagasen" por un crimen en el que no habían participado. Sin duda ha existido un antisemitismo árabe en algunas sociedades musulmanas (no en todas; también han sido muy hospitalarias en determinadas épocas), pero nunca han asumido, ni mucho menos, la forma ni la intención del exterminio. Pero Edward Said decía que, incluso para luchar contra un enemigo, era preferible conocerlo bien. En realidad, pensaba que eso permitiría transformar al enemigo en adversario y después, quizá, en interlocutor. Hacía, pues, el esfuerzo de comprensión que debería haber hecho Occidente. Pero veía que, a su alrededor, en Estados Unidos, se pensaba que la Shoah, el Holocausto, era un asunto exclusivamente judeocristiano y se consideraba natural que un Estado -y más un Estado judío como Israel- pudiera confiscar su memoria, que debería afectar a toda la humanidad. Por consiguiente, toda crítica contra el Estado de Israel podía ser sospechosa de antisemitismo y de hostilidad contra el país justiciero que se atribuía a sí mismo la misión de oponerse a los genocidas. No se puede estatalizar una memoria.
El escritor norteamericano de origen palestino Edward W. Said dijo en una ocasión a sus compatriotas árabes que era imposible comprender a los israelíes, los judíos americanos y toda la mentalidad judeocristiana occidental sin saber lo que había representado el proyecto nazi de exterminio de los judíos y lo que su recuerdo constituye todavía. Esta iniciativa tuvo mérito en su momento, porque los árabes, en general, tenían la impresión de sufrir una injusticia profunda cuando Occidente les exigía que "pagasen" por un crimen en el que no habían participado. Sin duda ha existido un antisemitismo árabe en algunas sociedades musulmanas (no en todas; también han sido muy hospitalarias en determinadas épocas), pero nunca han asumido, ni mucho menos, la forma ni la intención del exterminio. Pero Edward Said decía que, incluso para luchar contra un enemigo, era preferible conocerlo bien. En realidad, pensaba que eso permitiría transformar al enemigo en adversario y después, quizá, en interlocutor. Hacía, pues, el esfuerzo de comprensión que debería haber hecho Occidente. Pero veía que, a su alrededor, en Estados Unidos, se pensaba que la Shoah, el Holocausto, era un asunto exclusivamente judeocristiano y se consideraba natural que un Estado -y más un Estado judío como Israel- pudiera confiscar su memoria, que debería afectar a toda la humanidad. Por consiguiente, toda crítica contra el Estado de Israel podía ser sospechosa de antisemitismo y de hostilidad contra el país justiciero que se atribuía a sí mismo la misión de oponerse a los genocidas. No se puede estatalizar una memoria.
JEAN DANIEL 11/10/2009
Pienso en mi amigo unos días después cuando leo en The New York Times la necrológica de Marek Edelman, el último comandante que quedaba vivo de la sublevación del gueto de Varsovia en abril de 1943. Los héroes de verdad siempre son improbables. Marek Edelman era un estudiante de medicina que cuando tomó las armas en 1943 junto a otros poco más de doscientos sublevados lo hizo sin ninguna esperanza de ganar nada ni de vencer a nadie, tan sólo empujado por el deseo de no dejarse matar sin ofrecer resistencia. Tenían unas pocas pistolas, algunas granadas, botellas incendiarias, una metralleta. Aguantaron durante tres semanas, y cuando el gueto fue arrasado por los alemanes habían perecido casi todos, pero Marek Edelman se pudo salvar, y participó al año siguiente en el levantamiento de Varsovia, y también sobrevivió al apocalipsis de destrucción y venganza que el ejército alemán desató sobre la ciudad.
ANTONIO MUÑOZ MOLINA 10/10/2009
Rudolf Höss
De izquierda a derecha, el doctor Mengele, Höss, Josef Kramer (La Bestia de Belsen) y otro oficial, en un descanso en Auschwitz. Foto: EE UU Holocaust Memorial Museum
EE UU HOLOCAUST MEMORIAL MUSEUM - 11-10-2009
El susurro del diablo. Un diablo anodino, desapasionado, funcionarial, gris, pero diablo. El que mantenía encendidas las calderas. Así suenan las memorias del oficial de las SS Rudolf Höss (1900-1947), comandante de Auschwitz desde 1940 hasta finales de 1943, periodo en el que organizó como un macabro proceso industrial la muerte atroz de dos millones y medio de personas en el gran campo de exterminio. Höss, un tipo detestable donde los haya y no sólo por su papel en el mayor crimen de la humanidad sino por su bajeza y mezquindad, que le llevaron, no se lo pierdan, a juzgarse "una inconsciente ruedecilla en la maquinaria del III Reich" y a ¡compadecerse a sí mismo! por la magnitud de la tarea asignada -el asesinato de los judíos y otros considerados enemigos del Reich- , escribió su autobiografía en la prisión de Cracovia mientras esperaba a ser procesado tras su detención en 1946. El ex comandante, puntilloso especialista de la liquidación, fue condenado a muerte y colgado el 7 de abril de 1947 en un patíbulo alzado en el propio campo, en el centro del atormentado paisaje de su maldad.
Excepcional testimonio de uno de los máximos implicados en el genocidio nazi -y el único directo, de su puño y letra, de un comandante de campo de exterminio-, Yo, comandante de Auschwitz (Kommandant in Auschwitz, 1958) se publica en España (Ediciones B) de nuevo tras ser editada hace exactamente treinta años por Mario Muchnik en una edición hace tiempo inencontrable. La traducción es la misma, de Juan Esteban Fassio, pero la nueva publicación, aparte de escribir el nombre como Höss y no Hoess como en la primera (lo que hace más difícil la habitual confusión por homofonía del jefe del campo con el lugarteniente de Hitler, Rudolf Hess), cuenta con una excepcional introducción de Primo Levi, escrita en marzo de 1985 y que ya vale todo el libro (por su interés, su emoción y no digamos su categoría moral).
Levi advierte que el libro está lleno de "infamias contadas con torpeza", que su nivel literario es "mediocre" (y se queda corto) y que el autor se revela "un canalla estúpido y verboso, basto, engreído y por momentos manifiestamente falaz". Y sin embargo, añade, "esta autobiografía es uno de los libros más instructivos que se hayan publicado nunca por cuanto describe con precisión el itinerario de uno de los mayores criminales de la historia".
El relato de Höss, que, pese a su vileza, confirma punto por punto todos los horrores de Auschwitz, ha sido considerado tradicionalmente en medios neonazis y revisionistas una falsificación o al menos una confesión arrancada a la fuerza y por tanto inaceptable, pero en sus memorias, el ex comandante no hace sino ratificar su testimonio en el proceso de Núremberg, donde declaró, con todas las garantías judiciales, como testigo de la defensa llamado por el abogado de Kaltenbrunner, el brutal y caracortada jefe de los servicios de seguridad del Reich (Höss no lo hizo muy bien, o sí, según se vea: a Kaltenbrunner también lo ahorcaron).
Rudolf Hoess, former Auschwitz commandant, testifying at the Nuremberg trial, April 15, 1946
Nacido en Baden-Baden en una familia pía que quería hacer de él un sacerdote, Höss, tras algunas dudas, prefirió la vida militar. Con 15 años se alistó y luchó durante la I Guerra Mundial en Oriente Medio junto a los aliados turcos, defendiendo, entre otros lances, el ferrocarril del Hedjaz, por lo que podría haberle pegado un tiro Lawrence de Arabia. Desgraciadamente no fue así. El muchacho se mostró valiente, se convirtió en el suboficial más joven del ejército alemán y ganó la Cruz de Hierro. En 1919 se unió al Freikorps en el Báltico y en 1923 fue a parar a la prisión por un asesinato en el que también estaba implicado Bormann, que le ayudó luego en su carrera. Liberado en 1928, Himmler le invitó en 1934 a unirse a las SS.
Las páginas de Höss, cuajadas de autojustificaciones y teñidas de una falsa sensibilidad que provoca náuseas, incluyen perlas como cuando el SS confiesa que se mostraba tan duro e implacable para que no lo acusaran de débil, pues en el fondo, mira tú que gran ser humano, "experimentaba una gran turbación" ante los castigos corporales y asesinatos de deportados.
Höss inició su carrera de mastín en Dachau y luego pasó a Sachsenhausen, campo del que deja escritas "impresiones variadas y pintorescas", que incluyen palizas y ejecuciones. Pero es Auschwitz, claro, a donde llegó para poner el campo en marcha en todo su horror, lo que más aparece en sus memorias. "El mal ambiente de Auschwitz", dice, "me acabó transformando en otro hombre: me encerré en mí mismo y me hice duro e inaccesible". El SS nos adentra en el infierno del exterminio sin ningún preámbulo. De repente, ya está "liquidando" a los gitanos. "No resultó nada fácil hacerles entrar en la cámara de gas, ninguna ejecución de judíos resultó tan penosa". Asegura que los gitanos eran sus presos favoritos y que de no haber tenido que matarlos, vaya, se habría interesado más en su vida y costumbres. En cuanto a los judíos, asegura que nunca sintió "personalmente" odio hacia ellos.
En 1941, escribe como de pasada, "el Reichsführer juzgó necesario proceder al exterminio de todos los judíos, sin excepción". Como en Auschwitz eran conscientes de su destino, su estado psicológico, dice, decayó, lo que, asegura el comandante, "explica en parte la elevada mortandad del colectivo". Leyendo eso uno casi lamenta que se limitaran a ahorcarlo.
Cuando Himmler le mandó en el verano de 1941 preparar Auschwitz para el exterminio en masa, escribe Höss que le pareció que en aquella orden "había algo monstruoso", pero los argumentos le hicieron pensar que las instrucciones quedaban perfectamente justificadas. Lo achaca al adoctrinamiento SS. "No podía reflexionar: tenía que ejecutar la consigna, no podía elaborar un juicio personal". Las "órdenes en nombre del Führer eran sagradas" y él era "un soldado".
Los pasajes en que describe los gaseamientos son de agárrate. Sin embargo, confiesa que se sintió "tranquilizado" al ver que el Zyklon B, el preparado de cianuro usado en las cámaras, era higiénico y mataba bien. "Un breve grito, casi ahogado y todo había terminado". Lo más importante "era mantener una calma lo más completa posible durante la operación de llegada y desnudamiento". Entonces, "hasta los niños entraban jugando en las cámaras de gas". Cuando alguna mujer se alteraba, "había que cogerlas rápido, llevarlas aparte y pegarles un tiro en la nuca".
Höss, que vivía en el campo con su mujer y sus hijos, en plan El niño con el pijama de rayas, tiene momentos de un lirismo repulsivo: "Durante la primavera de 1942, miles encontraron la muerte en las cámaras. Su salud era perfecta; los árboles que rodeaban la instalación estaban en flor. Ese cuadro en que la vida se codeaba con la muerte ha quedado en mi memoria". Todo el asunto del exterminio, asegura, le hizo infeliz en Auschwitz y provocó en él "impresiones imborrables y amplia materia de reflexión". Le ayudaba a vencer los escrúpulos, explica, hablar con Eichmann. O tomar copas con Mengele, que ya es pasatiempo. Es fácil percibir en todo ello un gran ejercicio de cinismo, cuando se le escapan expresiones como: "En Auschwitz no había tiempo para aburrirse". De hecho, entre tanta jeremiada -y perdón por la expresión- uno se queda con la idea de que el mando del campo, su planificación, construcción y administración, fue, para él, su mejor hora.
Al cerrar las memorias, dice que se mantiene fiel a la filosofía nacionalsocialista aunque reconoce que el exterminio de judíos "constituía un error", pero más que nada porque "despertó el odio de todo el mundo contra Alemania" y "permitió a la judería acercarse a su objetivo final".
De todo el libro acaso no hay nada peor que la frase final. Tras reflexionar sobre el hecho de que "el gran público" le considere un sádico y el asesino de millones de seres humanos, anota: "Nunca comprenderán que yo también tenía corazón". Puaf.
'La memoria del diablo' es un reportaje del suplemento 'Domingo'
De izquierda a derecha, el doctor Mengele, Höss, Josef Kramer (La Bestia de Belsen) y otro oficial, en un descanso en Auschwitz. Foto: EE UU Holocaust Memorial Museum
EE UU HOLOCAUST MEMORIAL MUSEUM - 11-10-2009
El susurro del diablo. Un diablo anodino, desapasionado, funcionarial, gris, pero diablo. El que mantenía encendidas las calderas. Así suenan las memorias del oficial de las SS Rudolf Höss (1900-1947), comandante de Auschwitz desde 1940 hasta finales de 1943, periodo en el que organizó como un macabro proceso industrial la muerte atroz de dos millones y medio de personas en el gran campo de exterminio. Höss, un tipo detestable donde los haya y no sólo por su papel en el mayor crimen de la humanidad sino por su bajeza y mezquindad, que le llevaron, no se lo pierdan, a juzgarse "una inconsciente ruedecilla en la maquinaria del III Reich" y a ¡compadecerse a sí mismo! por la magnitud de la tarea asignada -el asesinato de los judíos y otros considerados enemigos del Reich- , escribió su autobiografía en la prisión de Cracovia mientras esperaba a ser procesado tras su detención en 1946. El ex comandante, puntilloso especialista de la liquidación, fue condenado a muerte y colgado el 7 de abril de 1947 en un patíbulo alzado en el propio campo, en el centro del atormentado paisaje de su maldad.
Excepcional testimonio de uno de los máximos implicados en el genocidio nazi -y el único directo, de su puño y letra, de un comandante de campo de exterminio-, Yo, comandante de Auschwitz (Kommandant in Auschwitz, 1958) se publica en España (Ediciones B) de nuevo tras ser editada hace exactamente treinta años por Mario Muchnik en una edición hace tiempo inencontrable. La traducción es la misma, de Juan Esteban Fassio, pero la nueva publicación, aparte de escribir el nombre como Höss y no Hoess como en la primera (lo que hace más difícil la habitual confusión por homofonía del jefe del campo con el lugarteniente de Hitler, Rudolf Hess), cuenta con una excepcional introducción de Primo Levi, escrita en marzo de 1985 y que ya vale todo el libro (por su interés, su emoción y no digamos su categoría moral).
Levi advierte que el libro está lleno de "infamias contadas con torpeza", que su nivel literario es "mediocre" (y se queda corto) y que el autor se revela "un canalla estúpido y verboso, basto, engreído y por momentos manifiestamente falaz". Y sin embargo, añade, "esta autobiografía es uno de los libros más instructivos que se hayan publicado nunca por cuanto describe con precisión el itinerario de uno de los mayores criminales de la historia".
El relato de Höss, que, pese a su vileza, confirma punto por punto todos los horrores de Auschwitz, ha sido considerado tradicionalmente en medios neonazis y revisionistas una falsificación o al menos una confesión arrancada a la fuerza y por tanto inaceptable, pero en sus memorias, el ex comandante no hace sino ratificar su testimonio en el proceso de Núremberg, donde declaró, con todas las garantías judiciales, como testigo de la defensa llamado por el abogado de Kaltenbrunner, el brutal y caracortada jefe de los servicios de seguridad del Reich (Höss no lo hizo muy bien, o sí, según se vea: a Kaltenbrunner también lo ahorcaron).
Rudolf Hoess, former Auschwitz commandant, testifying at the Nuremberg trial, April 15, 1946
Nacido en Baden-Baden en una familia pía que quería hacer de él un sacerdote, Höss, tras algunas dudas, prefirió la vida militar. Con 15 años se alistó y luchó durante la I Guerra Mundial en Oriente Medio junto a los aliados turcos, defendiendo, entre otros lances, el ferrocarril del Hedjaz, por lo que podría haberle pegado un tiro Lawrence de Arabia. Desgraciadamente no fue así. El muchacho se mostró valiente, se convirtió en el suboficial más joven del ejército alemán y ganó la Cruz de Hierro. En 1919 se unió al Freikorps en el Báltico y en 1923 fue a parar a la prisión por un asesinato en el que también estaba implicado Bormann, que le ayudó luego en su carrera. Liberado en 1928, Himmler le invitó en 1934 a unirse a las SS.
Las páginas de Höss, cuajadas de autojustificaciones y teñidas de una falsa sensibilidad que provoca náuseas, incluyen perlas como cuando el SS confiesa que se mostraba tan duro e implacable para que no lo acusaran de débil, pues en el fondo, mira tú que gran ser humano, "experimentaba una gran turbación" ante los castigos corporales y asesinatos de deportados.
Höss inició su carrera de mastín en Dachau y luego pasó a Sachsenhausen, campo del que deja escritas "impresiones variadas y pintorescas", que incluyen palizas y ejecuciones. Pero es Auschwitz, claro, a donde llegó para poner el campo en marcha en todo su horror, lo que más aparece en sus memorias. "El mal ambiente de Auschwitz", dice, "me acabó transformando en otro hombre: me encerré en mí mismo y me hice duro e inaccesible". El SS nos adentra en el infierno del exterminio sin ningún preámbulo. De repente, ya está "liquidando" a los gitanos. "No resultó nada fácil hacerles entrar en la cámara de gas, ninguna ejecución de judíos resultó tan penosa". Asegura que los gitanos eran sus presos favoritos y que de no haber tenido que matarlos, vaya, se habría interesado más en su vida y costumbres. En cuanto a los judíos, asegura que nunca sintió "personalmente" odio hacia ellos.
En 1941, escribe como de pasada, "el Reichsführer juzgó necesario proceder al exterminio de todos los judíos, sin excepción". Como en Auschwitz eran conscientes de su destino, su estado psicológico, dice, decayó, lo que, asegura el comandante, "explica en parte la elevada mortandad del colectivo". Leyendo eso uno casi lamenta que se limitaran a ahorcarlo.
Cuando Himmler le mandó en el verano de 1941 preparar Auschwitz para el exterminio en masa, escribe Höss que le pareció que en aquella orden "había algo monstruoso", pero los argumentos le hicieron pensar que las instrucciones quedaban perfectamente justificadas. Lo achaca al adoctrinamiento SS. "No podía reflexionar: tenía que ejecutar la consigna, no podía elaborar un juicio personal". Las "órdenes en nombre del Führer eran sagradas" y él era "un soldado".
Los pasajes en que describe los gaseamientos son de agárrate. Sin embargo, confiesa que se sintió "tranquilizado" al ver que el Zyklon B, el preparado de cianuro usado en las cámaras, era higiénico y mataba bien. "Un breve grito, casi ahogado y todo había terminado". Lo más importante "era mantener una calma lo más completa posible durante la operación de llegada y desnudamiento". Entonces, "hasta los niños entraban jugando en las cámaras de gas". Cuando alguna mujer se alteraba, "había que cogerlas rápido, llevarlas aparte y pegarles un tiro en la nuca".
Höss, que vivía en el campo con su mujer y sus hijos, en plan El niño con el pijama de rayas, tiene momentos de un lirismo repulsivo: "Durante la primavera de 1942, miles encontraron la muerte en las cámaras. Su salud era perfecta; los árboles que rodeaban la instalación estaban en flor. Ese cuadro en que la vida se codeaba con la muerte ha quedado en mi memoria". Todo el asunto del exterminio, asegura, le hizo infeliz en Auschwitz y provocó en él "impresiones imborrables y amplia materia de reflexión". Le ayudaba a vencer los escrúpulos, explica, hablar con Eichmann. O tomar copas con Mengele, que ya es pasatiempo. Es fácil percibir en todo ello un gran ejercicio de cinismo, cuando se le escapan expresiones como: "En Auschwitz no había tiempo para aburrirse". De hecho, entre tanta jeremiada -y perdón por la expresión- uno se queda con la idea de que el mando del campo, su planificación, construcción y administración, fue, para él, su mejor hora.
Al cerrar las memorias, dice que se mantiene fiel a la filosofía nacionalsocialista aunque reconoce que el exterminio de judíos "constituía un error", pero más que nada porque "despertó el odio de todo el mundo contra Alemania" y "permitió a la judería acercarse a su objetivo final".
De todo el libro acaso no hay nada peor que la frase final. Tras reflexionar sobre el hecho de que "el gran público" le considere un sádico y el asesino de millones de seres humanos, anota: "Nunca comprenderán que yo también tenía corazón". Puaf.
'La memoria del diablo' es un reportaje del suplemento 'Domingo'
33 comentarios:
Amigo me leì todo el texto y desde los primeros parrafos he sentido un desprecio y asco por esa persona, es el segundo hombre al que desprecio màs que al mismo Hitler. Auschwitz es lo màs cercano que se puede conocer como el infierno en este mundo .
Este tipo "confiesa que se sintió "tranquilizado" al ver que el Zyklon B, el preparado de cianuro usado en las cámaras, era higiénico y mataba bien. "Un breve grito, casi ahogado y todo había terminado", por supuesto que no soy Dios ni tengo ninguna autoridad para juzgar, solo mi razomiento de persona comùn, pero sinceramente pinso que la muerte para estos seres tan despreciables es casi como un premio de descanzo despues de tantas crueldades y torturas a su projimo, aùn asì este tipo trata sarcasticamente de justificar sus asesinatos...
Salu2 de WOLVERINE.
Me pongo enfermo cada vez que leo sobre los nazis.
Si pudiera los volvería a colgar yo mismo.
La repugnancia que me producen es tan grande que no encuentro palabras para describirla. Es algo visceral.
Si los colgaría con mis propias manos.
Saludos.
Y pensar que hay gente que niega esa tremenda realidad...
Emocionada, te doy las gracias por esta entrada.
Familiares míos han sobrevivido pero jamás superado esa tragedia.
Abrazos,
¿Cómo se convierte una persona en alguien capaz de tales crímenes? Y no al calor del momento, sino metódicamente, día a día...
WOLVERINE:
Es la naturaleza humana, esa tendencia del hombre hacia el mal. Como nos justificamos y en verdad a veces la muerte de esas personas, más bien parece un premio a no sufrir los horrores que ellos mismo infringieron.
Saludos
TORO SALVAJE:
Este tipo de relatos en verdad que desatan todo tipo de sentimientos encontrados, ante la crueldad humana.
Saludos
Catalina Zentner:
Vistes que en el mismo texto se dice que hay unos que niegan el relato, ya que supuestamente fue hech0o bajo presión.
Lo importante es recordar cada cierto tiempo este tipo de hechos, para que el ser humano tenga conciencia del horror que nosotros mismos podemos infringir al mismo ser humano.
Saludos
Terox:
Por una decisión personal, así como uno decide amar profundamente, es una decisión personal el odiar a esos extremos.
Saludos
como puede haber mentes así que se aproximen tanto justamente a la forma de actuar del mismísimo diablo??? porque que yo sepa nacieron de seres humanos no son hijos directos del mal, no obstante son como anticristos, q horror!!!
muy interesante realmente este documento. saludos amigo!!!
Roy estoy muy de acuerdo con que no hay que olvidar el horror del Holocausto, pero debemos y es una urgencia acordarnos día a día en pleno Silgo XXI que existe Gaza y Cisjordania, y principalmente Gaza el Gueto más grande de este siglo.
Un lugar donde casi 2 millones de seres humanos no tienen a dónde ir cuando uno de los ejércitos más poderosos del mundo ataca con su “derecho” a su defensa a una población civil que es muy numerosa, al grado que tiene la mayor densidad poblacional por KM cuadrado del mundo.
Ustedes sabían que si por X o Y motivo algún extremista Palestino, ataca a Israel, ese país castiga a millones de seres humanos, quitándoles el agua y la luz eléctrica, y los deja durante días a oscuras y si agua potable.
Para los granjeros poder cruzar a sus tierras de cultivo, a veces duran hasta 8 horas por los muros de la vergüenza que tienen cercado a este pueblo y lo peor de todo, esta construido sobre tierras palestinas.
Considerada la cárcel más grande del mundo, Israel acosa desde la mar a Cisjordania y no los deja pescar, bombardea a pocos km de la playa y sé que usted Roy ha puesto los videos donde se ven las fragatas israelíes atacando a la playa y acosando a los pescadores artesanales.
Yo llamo a la conciencia del mundo y en verdad usted ha logrado muy bien equilibrar la denuncia de los excesos de Israel, hasta he leído a Amos Oz y es casi el único blog que toca los dos puntos de vista, otros están parcializados al extremo ya sea de un bando o de otro bando.
No olvidemos el horror del Holocausto, eso es imborrable de la mente de todos los seres humanos que estamos viviendo estos tiempos, pero por favor, no olvidemos a los palestinos, creo que son varios millones de razones por las cuales no debemos darnos ese lujo. Es un pueblo que sufre los extremismos internos de sus fanáticos religiosos, que mandan a sus mujeres, jóvenes y a veces hasta niños a morir por Alá, y al otro lado, la potencia nuclear de Israel, un ejército poderosísimo, que arrasa con todo bajo el lema de tener derecho a su defensa, pero al ser extrema, este ejército ha cometido crímenes de guerra contra la humanidad y eso, jamás se podrá olvidar.
Siga con tan buen trabajo, lo felicito de sobremanera y a todos los que te visitan les pido que en verdad tengamos en nuestra mente, corazones, y oraciones no solo a Israel, sino también a los millones de seres humanos que viven en Gaza y Cisjordania.
Yo no estoy seguro, Roy. No sé si de estar en esas circunstancias (Alemania nazi) hubiera uno hecho algo a favor de los judíos, gitanos u otros "objetivos" de Hitler...
Chorizo criollo:
La maldad del ser humano no tiene límites y sobran ejemplos a lo largo de la historia de la humanidad.
Saludos
un tico preocupado por Palestina:
La situación de los palestinos en verdad que es muy preocupante y todo eso que describes, de alguna u otra manera ha sido tocado en este blog.
Gracias por participar y que bueno que leas todo lo que acá se postea.
Saludos
Terox:
Ahí es donde radica en punto medular, hacer algo por X etnia, desde ahí empezó todo mal.
Y claro el tener el poder y poder decidir sobre la vida y la muerte de millones de seres humanos, debe ser algo muy fuerte y alucinante para un ser humano, y llevar a cabo todo ese horror aún más espeluznante e intoxicante.
No me acuerdo donde leía que después los nazis iban como a una especie de lugar donde se desintoxicaban y recibían ayuda psicológica, para poder manejar el estrés de tanta maldad, el problema es que después volvían a sus lugares de trabajo, a continuar su faena, es algo increíble desde mi reducida racionalidad.
Al final yo en lo personal decido en mi vida sobre el bien y el mal, de acuerdo a mis convicciones sociales, religiosas etc. Y con todo eso decido al final lo que yo deseo hacer con mi vida.
Muchos ayudaron a los judíos con Oskar Schindler y hubo también un japonés que salvo a miles de judíos también. A pesar de estar en la acera del ganador de turno que era la Alemania nazi y el imperio japonés. O los polacos que rescataron a judíos del Holocausto, más recientemente se ha hecho conocida la historia del cónsul Chiune Sugihara, el cónsul japonés quien en 1940 rescató a judíos en Kovno, Lituania, las famosas Visas por la vida.
Todos ellos decidieron salvar a judíos en lugar de entregarlos.
Saludos
Roycito, sabes que estoy trabajando a esta hora pero de sólo imaginarme tu escrito se me revuelve el estómago. Puaj. No por ti, obviamente.
Besote.
Impactante. Y tenés razón, Roy, al final de cuentas nadie elige por nosotros. Solo nosotros elegimos si queremos dedicar nuestras vidas al odio o al amor.
Ya monté de nuevo el blog. Iba hacer una página especial pero al final se me complicó. Creo que ya no necesito hacer un blog fenomenal para hacer lo que hago.
Es simple, sin mucha cosa. Va al grano.
pasa y echale un ojo.
Saludos
hannibal
ay amigo , el hombre cuando sondea en las barbaries es capaz de generar horrores que perturban y desatan el lado más perverso de la mente y de la propia esencia humana.
Nazis, la inquisición, el circo romano, los sacrificios mayas, etc
todos rayan en el lado menos lumínico de la evolución humana.
besitos de luz
que tengas una semana armónica y radiante ROY:=)***
Puaf indeed.
Y sigo sin entender...
He leido atentamente.
He sufrido con cada letra.
He perdido a mis seres queridos,vecinos y amigos.
He pensado mil vrcse en matarme,por sobrevivir.
Era una niña pequeña ,escondida por una familia amiga...
Cuando vi y crecí cerca del horror.
Mi silencio y los de muchos .Es imperdonable.
Ser gitano ,judío,enfermo ,viejo o no aceptar al
régimen era suficiente.
Yo vi numeros en brazos de muchos,me tapaban la boca.
El sur de Argentina ,estaba plagado de nazis.
Mi dolor no me deja seguir.
Dolor.
Para la humanidad.
Es increible que algunos lo nieguen.
Dolor por el silencio y la sinrazón.
Saludo desde Argentina .
Steki:
Este Puaj como que dio mucho de que hablar.
Saludos
Jerry Espinoza:
Si Jerry son decisiones personales, claro hay que entender que el entorno nos ayuda a tomar decisiones, pero al final debemos ser responsables de lo que decidimos, es muy fácil decir que seguíamos ordenes.
Saludos
©hannibal:
Voy a darme una vuelta y te cuento, bienvenido de nuevo.
Saludos
elisa...lichazul:
Y si tanto sacrificio humano par a los dioses del odio y del rencor, y es que las más grandes culturas han caído en esos excesos extremistas.
Saludos
TicoExpat:
No entendemos por qué todo esto se vuelve a repetir una y otra vez.
Saludos
Maria dexman:
Que podría agregar a tu comentario, que refleja el dolor de una sobreviviente que hoy en día vive.
Bienvenida y gracias por tu comentario.
Saludos
Liliana Lucki:
El dolor persiste y se hereda, ojala nunca se olvide ese gran dolor. Pero lo más doloroso es que hace unos años volvieron e existir campos de concentración en la antigua Yugoslavia y limpiezas étnicas. La historia se repite una y otra vez y los gritos de dolor se siguen oyendo alrededor del mundo.
Bienvenida.
Saludos
Saludos Roy:
Estuve ayer leyendo el diario el Pais pero no me dejò tiempo de ojear el suplemento. Lo harè esta noche.
Siempre interesantes tus entradas.
Saludos reiterados
Conmovedor, no pude ver bien el video, a este Hoss, nunca había oído hablar de el, no hay duda que los seres humanos que nos tocó vivir posterior a la 2nda Guerra Mundial los horroes del holocausto quedaran impregnados en nuestras mentes. Comparto el pto de Said lo dificil para ellos comprender y aceptar un problema de Occidente que se lo endosaron a ellos.
Gaza: niños "sin pupitres ni libros"
Redacción
BBC Mundo
La organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW) urgió a Israel a que levante inmediatamente las restricciones a la importación de elementos escolares a la Franja de Gaza porque, asegura, está privando a los niños palestinos de su derecho a la educación.
"El bloqueo de Israel afecta cada aspecto de la vida en Gaza, y hasta está impidiendo que los estudiantes tengan acceso a elementos escolares", advirtió la directora de HRW para Medio Oriente y Norte de África, Sarah Leah Whitson.
La ONG con base en Nueva York, Estados Unidos, indicó que ahora hay escasez de libros de texto, cuadernos y bolígrafos en la Franja.
También hay restricciones para la importación de pupitres.
Además, señaló que los suministros contrabandeados a través de túneles desde Egipto son más caros, aunque tampoco alcanzan para compensar la escasez.
"Sin justificativos"
Israel alega que mantiene el bloqueo a Gaza por razones de seguridad, pero HRW le refuta que la prohibición de ingresar artículos escolares no tiene justificativo.
"¿Qué justificación puede haber para bloquear suministros para el colegio que, efectivamente, priva a los niños de su derecho a la educación?", argumentó Leah Whitson.
Incluso, agregó HRW, muchos libros no se han imprimido porque Israel no permite el ingreso de tinta y papel a Gaza.
"Ya ha pasado más de un mes del año escolar en Gaza, pero muchos niños palestinos siguen sin libros de texto", apunta el periodista de la BBC Bob Trevelyan.
Israel impuso el bloqueo a Gaza desde principios de 2008. Lo defiende con el argumento de que su país debe protegerse de los ataques con cohetes que son lanzados desde la Franja.
Mientras que agencias de ayuda humanitaria, junto con Naciones Unidas y la Unión Europea, han calificado la medida como castigo colectivo inhumano.
Sarah Leah Whitson, directora regional de HRW
¿Qué justificación puede haber para bloquear suministros para el colegio que, efectivamente, priva a los niños de su derecho a la educación?
Qué espanto. Y pensar que Hitler estuvo nominado al premio Nobel...
Matías:
Me dejastes pensando en ese dato de Hitler y lo busque en Google y si es cierto, que espanto.
Saludos
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