Canción de Alberto Cortez, muestra lo devastador de los fanatismos de cualquier orden, ante la indiferencia de los hombres
Les recomiendo la película israelí Vals con Bashir, donde se ve la Guerra del Líbano y la matanza en los campos de refugiados palestinos, ante la indiferencia del Ministro de defensa Ariel Sharon.
Israel obra, como decía Edward Said, en la impunidad más absoluta.
El gran periodista israelí Gideon Levy escribió el 18 de marzo en el diario Haaretz lo que podría ser una explicación ad hoc, muy terrenal, que son las que valen, de por qué lo que perjudica a Israel no necesariamente contradice los designios últimos de su Gobierno. "Israel no busca seriamente la paz porque la vida del ciudadano es lo bastante buena incluso sin ella; y la ocupación no pone en peligro su futuro". Mientras el coste de mantener la ocupación de los territorios palestinos no sea mayor que el beneficio que, pretendidamente, se derive de retenerlos, no hay ningún motivo para pensar que la paz esté a la vista.
Trifulca entre diputados judíos y árabes en el Parlamento israelí.
Una parlamentaria árabe que viajaba en la 'Flotilla de la Libertad' fue empujada e insultada mientras hablaba en la cámara. Diputados judíos exigieron a la presidencia de la sesión que no la dejara hablar y cuando se negó su requerimiento una parlamentaria del partido ultranacionalista Israel Betenu, Anastasia Mijaeli, subió al estrado y trató de empujarla para apartarla del micrófono.
En el forcejeo proliferaron insultos a Zoabi, como "traidora", "enemiga" y "caballo de troya"
Ver Vídeo AQUÍ:
En Gaza el fracaso es internacional
Resulta fácil condenar el ataque de Israel a la flotilla humanitaria con rumbo a Gaza tildándolo de innecesario, insensato y desproporcionado. Lo que es más difícil, e indispensable a la vez, es darse cuenta de que este incidente pone en tela de juicio una política mucho más amplia en torno a Gaza de la cual la comunidad internacional es responsable.
Lo esencial del desafío no es humanitario, sino que es, y lo ha sido siempre, político. Serán decisiones políticas las que tendrán que tomarse sobre cómo manejar la situación de Gaza, Hamás y la posibilidad de un nuevo gobierno palestino. El intento de desgastar a Hamás desde que ganó las elecciones en 2006 claramente no ha funcionado y, hacerlo a costa del pueblo, está mal. La política internacional en torno a Gaza necesita un replanteamiento minucioso.
4 comentarios:
He visto Vals con Bashir y también la recomiendo.
Saludos.
Prometo verla !!!
Gracias por la recomendacion!
EDITORIAL
Israel en el banquillo
De nuevo, su torpe uso de la violencia ha cobrado vidas y merecido condena
Si el Gobierno israelí no cambia de actitud, cada vez estará más aislado
La Nación, Costa Rica.
El asalto realizado por militares israelíes contra una flotilla civil en aguas internacionales, para impedir su llegada a la franja de Gaza, no solo fue una maniobra de sanguinaria e injustificada crueldad, sino, también, un acto de extrema torpeza política. Por lo primero, y el saldo de diez víctimas, merece condena; por lo segundo, se impone un despertar de los sectores más sensatos de ese país contra la inflexible política de choque seguida por su actual Gobierno. Y por ambas cosas ha colocado a Israel en una comprometedora situación internacional, donde la pérdida de legitimidad y el aislamiento se dan la mano para vulnerar la propia seguridad del Estado israelí que, manifiestamente, pretendió defender.
Si, como dijo en nuestra edición del martes su embajador en Costa Rica, Ehud Eitam, lo que pretendían los organizadores de esa flotilla era tender “una trampa para tener una guerra pública”, gracias a la atención periodística, la conclusión es que Israel cayó trágicamente en ella, con catastróficas consecuencias.
Los hechos no solo han generado una gran atención y rechazo en sí mismos; también han colocado nuevamente en la primera línea del interés internacional la precaria situación que viven los palestinos en la franja de Gaza. De su inhumana condición es responsable, en primer lugar, el grupo Hamás, que gobierna el territorio, rechaza la existencia de Israel y no ha renunciado a la violencia. Pero el deterioro ha sido aún mayor debido al bloqueo de israelíes y egipcios. Su pretensión declarada es evitar el contrabando de armas, algo justificado, pero ha ido mucho más allá, al impedir la llegada de ayuda humanitaria y materiales de construcción que se necesitan urgentemente. Las consecuencias, por ello, han repercutido en la población inocente.
No en balde, en declaraciones tras el asalto a los barcos, la Secretaria de Estado de Estados Unidos, el más sólido (e indispensable) aliado de Israel, dijo que “la situación en Gaza es inaceptable y no puede continuar”, y, a la vez que reconoció –como lo hacemos nosotros– la necesidad de proteger las legítimas necesidades de seguridad israelíes, destacó “la legítima necesidad de los palestinos a recibir una ayuda humanitaria sostenible”.
La caravana de seis barcos, todos de bandera turca y tripulados por algo más de 600 activistas de distintas nacionalidades, fue anunciada, precisamente, como un recurso para llevar asistencia a la población civil de Gaza.
La acción, por supuesto, desafiaba el bloqueo; sin embargo, como este carece de sustento jurídico y legitimidad política, el desafío atrajo simpatía, razón de más para que cualquier táctica destinada a detener la flotilla fuera en extremo cuidadosa.
Como, al contrario, prevalecieron la torpeza, la muerte y la violación al derecho internacional, es inevitable el rechazo aunque también se requiera una investigación inmediata e independiente, que permita precisar los detalles del incidente.
Por lo pronto, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenó los “actos de fuerza de Israel”. Turquía, hasta hace poco uno de sus aliados estratégicos clave, retiró a su embajador, y el deterioro en las relaciones entre ambos países, ya afectadas por otros hechos, difícilmente se podrá revertir; también Grecia y España llamaron a sus representantes. La Unión Europea censuró severamente la acción, algo que también hicieron varios de sus Gobiernos. Y Estados Unidos, aunque más cauto, lamentó las muertes, pidió una investigación y reiteró su apoyo a la población palestina, precisamente en momentos en que los vínculos con Israel están en uno de sus más bajos momentos de la historia.
Crueldad y arrogancia por un lado; extrema torpeza por el otro. Como consecuencia directa, aislamiento, pérdida de legitimidad y merecida condena. Además, un Oriente Medio más convulso y un retroceso en los complejos esfuerzos por negociar un arreglo entre israelíes y palestinos. Es decir, lo peor imaginable. Y la responsabilidad directa es del gobierno de Benjamín Netanyahu.
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