sábado, 31 de mayo de 2008

Facetas y EL IMPERIO DEL CONSUMO

Mi cantante preferida en lengua inglesa es Barbara Streisant, siempre me ha encantado su música, sus películas, así como también los Bee Gees, Neil Diamond, U2, Carpenters y otros más.

Les dejo unas facetas de Barbara, así como también un pequeño extracto de un escrito de Eduardo Galeano, El Imperio del Consumo.

"Grande es la coherencia, pero aún más grande la verdad, desde un punto de vista práctico, cuando se es consecuente siempre, sin dejar que el silencio venza la verdad"




Barbra Streisand - Promises (from Guilty)

Eduardo Galeano es uno de mis escritores preferidos, pero antes de agregar parte de una reflexión de parte de él, deseo comentar, que en lo personal me gusta mucho consumir cosas de buena calidad, en todas las áreas, lo que si me preocupa es la gran cantidad de tantos millones de seres humanos que a veces no pueden consumir ni el alimento diario que se merecen para vivir dignamente.

Estoy consciente que el consumir no tiene por si mismo nada malo, ya que todas u todos nos merecemos las mejores cosas que el mundo nos pueda ofrecer.


El imperio del consumo

El derecho al derroche, privilegio de pocos, dice ser la libertad de todos. Esta civilización no deja dormir a las flores, ni a las gallinas, ni a la gente. En los invernaderos, las flores están sometidas a luz continua, para que crezcan más rápido. En las fábricas de huevos, las gallinas también tienen prohibida la noche. Y la gente está condenada al insomnio, por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar.

La explosión del consumo en el mundo actual mete más ruido que todas las guerras y arma más alboroto que todos los carnavales. Como dice un viejo proverbio turco, quien bebe a cuenta, se emborracha el doble.

La expansión de la demanda choca con las fronteras que le impone el mismo sistema que la genera. El sistema necesita mercados cada vez más abiertos y más amplios, como los pulmones necesitan el aire, y a la vez necesita que anden por los suelos, como andan, los precios de las materias primas y de la fuerza trabajo.

El sistema habla en nombre de todos, a todos dirige sus imperiosas órdenes de consumo, entre todos difunde la fiebre compradora; pero ni modo: Para casi todos esta aventura comienza y termina en la pantalla del televisor. La mayoría, que se endeuda para tener cosas, termina teniendo nada más que deudas para pagar deudas que generan nuevas deudas, y acaba consumiendo fantasías que a veces materializa delinquiendo.

«Gente infeliz, la que vive comparándose», lamenta una mujer en el barrio del Buceo, en Montevideo. El dolor de ya no ser, que otrora cantara el tango, ha dejado paso a la vergüenza de no tener. Un hombre pobre es un pobre hombre. «Cuando no tenés nada, pensás que no valés nada», dice un muchacho en el barrio Villa Fiorito, de Buenos Aires. Y otro comprueba, en la ciudad dominicana de San Francisco de Macorís: «Mis hermanos trabajan para las marcas. Viven comprando etiquetas, y viven sudando la gota gorda para pagar las cuotas».

Invisible violencia del mercado: la diversidad es enemiga de la rentabilidad, y la uniformidad manda. La producción en serie, en escala gigantesca, impone en todas partes sus obligatorias pautas de consumo.

El campeonato mundial de fútbol del 98 nos confirmó, entre otras cosas, que la tarjeta MasterCard tonifica los músculos, que la Coca-Cola brinda eterna juventud y que el menú de McDonald’s no puede faltar en la barriga de un buen atleta. El inmenso ejército de McDonald’s dispara hamburguesas a las bocas de los niños y de los adultos en el planeta entero. El doble arco de esa M sirvió de estandarte, durante la reciente conquista de los países del Este de Europa. Las colas ante el McDonald’s de Moscú, inaugurado en 1990 con bombos y platillos, simbolizaron la victoria de Occidente con tanta elocuencia como el desmoronamiento del Muro de Berlín.

Según la revista científica The Lancet, en la última década la «obesidad severa» ha crecido casi un 30 % entre la población joven de los países más desarrollados. Entre los niños norteamericanos, la obesidad aumentó en un 40% en los últimos dieciséis años, según la investigación reciente del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado.

El país que inventó las comidas y bebidas light, los diet food y los alimentos fat free, tiene la mayor cantidad de gordos del mundo.

El shopping center, o shopping mall, vidriera de todas las vidrieras, impone su presencia avasallante. Las multitudes acuden, en peregrinación, a este templo mayor de las misas del consumo. La mayoría de los devotos contempla, en éxtasis, las cosas que sus bolsillos no pueden pagar, mientras la minoría compradora se somete al bombardeo de la oferta incesante y extenuante.

La sociedad de consumo es una trampa cazabobos. Los que tienen la manija simulan ignorarlo, pero cualquiera que tenga ojos en la cara puede ver que la gran mayoría de la gente consume poco, poquito y nada necesariamente, para garantizar la existencia de la poca naturaleza que nos queda. La injusticia social no es un error a corregir, ni un defecto a superar: Es una necesidad esencial. No hay naturaleza capaz de alimentar a un shopping center del tamaño del planeta.

10 comentarios:

BELMAR dijo...

Estamos atrapados... cuesta escapar, quizás la participación ciudadana, las viejas causas, las utopías revividas sirvan, a lo menos, para refrescarnos... Saludos y esperanzas...

Terox dijo...

El problema sería encontrar medios prácticos para combatir el consumismo. Hablar es barato...

maleante dijo...

No soy economista y si mis "tesis" violan leyes básicas agradecería que alguno me saque del error, pero considero que el consumismo es bueno siempre y cuando tenga respaldo en las finanzas de quienes consumen, y obviamente que sea sostenible con los recursos naturales de los cuales se dispone.

Considero que entre más se consuma más se fomentan las actividades productivas ligadas a ello ayudando a mantener y a generar muchos empleos, cuando es evidente la cadena de beneficios que creamos al consumir un producto.

Sin embargo los hábitos de consumo en CR suelen ser sumamente perjudiciales ya que mucha gente tiende a endeudarse para consumir bienes que se podrían considerar de lujo, posponiendo la adquisición de bienes básicos o destinar el crédito a producir.

Además el consumismo últimamente ha llegado a niveles patológicos y los síntomas los vivimos todos los días con la ola creciente de crímenes que se han registrado en los últimos años, obviamente ligado a componentes de pobreza y desigualdad.

J. L. Maldonado dijo...

Buena selección musical y mejor reflexión antes de darle paso a Galeano. Memorable aquel libro de "Las venas abiertas de latinoamérica", más vigente que nunca. Sobre el artículo, qué puedo decir, muy cierto, y creo que el proceso es irrefrenable. Saludos.

Roy Jiménez Oreamuno dijo...

Terox:
Creo que lo que se corrompieron fueros los medios, ya que los fines que buscaron eran legítimos.
Saludos
Belmar:
Lo importante es poder entender el entorno y la dimensión de las cosas que nos suceden a nuestros alrededores, y tomar conciencia, eso es un principio.
Saludos

Terox:
Creo que el consumir por sí mismo no es malo, es cuando se vuelve una cadena de eventos que trae contra las personas situaciones muy complejas, que lo llevan a perder la tranquilidad y se convierte en un modus vivendi.

Sabes a veces hablar no es nada barato se lo aseguro.
Saludos

maleante.
Ese es el problema, la propensión marginal del costarricense es muy lata, y como bien apuntas, consume por medio de créditos, y a veces su capacidad de pago colapsa ante el desorden a la hora de hacerle frente a las deudas.

Solo hay que ver el boom consumista en diciembre, y ver a la gente haciendo filas en los lugares donde prestan dinero, empeñando cuanto aparto compraron y no pueden pagar, y buscan como financiar la famosa cuesta de enero.

Yo aún recuerdo en los almacenes donde hacen fila para los descuentos y la gente literalmente se atropellan entre sí con tal de llegar a las ofertas.

O ver a jóvenes 4 días haciendo fila para poder comprar el primer IPhone, pierden el sueño y hasta su trabajo con tal de consumir.
Saludos

j.l maldonado.
Aún siguen las venas abiertas, y la canción es simplemente maravillosa.
Saludos

Carlos Alberto dijo...

Roy:

Me encantan los Bee Gees, en especial sus canciones juveniles. La voz de Neil Diamond es fabulosa. Geniales «Los Carpenters». (Es una pena que esa maravillosa cantante se muriera de anorexia.)

Hoy me enteré que el mundo puede alimentar a 12 mil millones de personas... Qué triste que haya tantos hambrientos en un mundo en el que está sobrando la comida. Y que tantos otros desperdicien su fortuna.

Saludos.

Roy Jiménez Oreamuno dijo...

Carlos Alberto:
Esa música es simplemente maravillosa. Lo de la alimentación es muy doloroso, que mientras unos desarrollan y mueven su economía a base de consumo, otros mueran de hambre, simplemente porque no les interesa.

Hasta hay países que destruyen alimentos para no afectar los precios, es algo criminal.
Saludos

Oak dijo...

Bueno, hace rato que no comento, pero lo prometido es deuda.

Me declaro consumista. Si... díficil de aceptarlo y como comentas, de cosas buenas. Alimentación ropa, etc.

El consumo perse, se puede ver desde dos perspectivas, las necesarias y las innecesarias.

Me voy a enfocar en las segundas que, como en algún momento comentaste, solo algunos privilegiados tienen la oportunidad de consumirlas.

Realmente existen cosas que NO necesitas bajo ninguna forma para seguir un estilo de vida, y no estoy hablando de un par de jeans que pueden ir desde $20 hasta $1,500 comercialmente hablando, sino de aquellas cosas que son totalmente innecesarias, un triturador de pañales para bebe por ejemplo.

Pero detrás de todo esto existe una maquinaria impresionante de ventas y mercadeo que llega al punto en hacernos creer que si no se tiene el objeto deseado, eres un don nadie. Si, asi como lo lees, o estar fuera de estación.

Cierro con una frase que escuche hace mucho, que el ser humano trabaja incansablmente, tratando de comprar articulos que no puede, tratando de impresionar a un vecino que no conoce.

RMS dijo...

Yo adoro a Barbra Streisand, la amo... sabelo.
Y el resto del Imperio del Consumo... no sé. jajaja.
¿¿Viste el concierto qui hizo para el 2000: Timeless?? ¡Espectacular!

Anónimo dijo...

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