domingo, 11 de mayo de 2008

La revuelta contra el destino

Qué? ¿El aniversario del nacimiento de Israel, dice usted? ¡Es el aniversario de la declaración de independencia, joven! Israel nació aquí hace más de 3.000 años..." Así se dirigió a mí(1) David Ben Gurion, el hombre que, el 14 de mayo de 1948, ante una muchedumbre alborozada en Tel Aviv, proclamó el establecimiento del Estado de Israel.

La fundación de Israel hace 60 años fue "una revuelta contra el destino", asegura el ex ministro de Exteriores Shlomo Ben-Ami. Es vital, añade, alcanzar un acuerdo histórico con los palestinos que legitime el Estado judío ha ojos de quienes se creen sus víctimas.


Este es mi último post antes del día de la independencia del Estado de Israel, he dedicado varios post a este evento, que para mí en lo personal tiene un gran significado.

Hoy deseo brindarles un extracto de un extraordinario libro, escrito por un extraordinario israelita: Shlomo Ben-Ami, antiguo ministro de Exteriores de Israel, es en la actualidad vicepresidente del Centro Internacional de Toledo para la Paz. Su último libro es Scars of war, wounds of peace: The Israeli-Arab Tragedy, así entenderemos el complejo mapa de Israel y su vida política y nacional, así como su complejo escenario internacional con sus vecinos.

Pero antes deseo poner una frase del presidente de Irán: “En el futuro cercano asistiremos al aniquilamiento del régimen sionista”, dijo Ahmadinejad, aduciendo, desde luego, que así será “si Alah lo quiere”.

Con lo cual a mi criterio muy personal yo solo le podría responder: “Pero hay algo más y más significativo que haría del soñar despierto con la aniquilación definitiva de Israel un signo claro de insania, o por lo menos de gran ignorancia. Me refiero a esta promesa divina en la cual el Pueblo del pacto ha cifrado todas sus esperanzas de sobrevivencia, el que contra ti conspirare, delante de ti caerá. [Ninguna arma forjada contra ti prosperará]”.




Un soldado israelí y un palestino


Israel es uno de los grandes ejemplos de éxito de la era moderna. Un país que renació a partir de supervivientes del Holocausto y comunidades judías desarraigadas, salidas del polvo de la anarquía en imperios desintegrados. Judíos de distintos orígenes y con diversos modos de vida convergieron en la tierra de sus oraciones cotidianas procedentes de lugares tan diversos como los guetos de Europa del Este y los confines de Occidente; los campos de refugiados de un continente que se había convertido en una enorme fosa común para los judíos europeos y las mellahs de Fez y Marraquech; una Unión Soviética en proceso de desintegración, con una minoría judía silenciosa que huyó en busca de una nueva patria, y los desiertos de Etiopía, desde los que una vieja y olvidada diáspora judía marchó con ansiedad al encuentro de sus raíces milenarias.

Soldados ortodoxos israelíes en acción:Nahal Haredi. Spiritual training. El periódico Yediot Ajaronot publicó en inglés un buen artículo sobre la unidad Najal Jaredí, la unidad ortodoxa del Ejército de Defensa de Israel junto a algunas fotografías.


Casi todas las revueltas son rebeliones contra un sistema; el establecimiento del Estado de Israel fue una revuelta contra el destino. A diferencia de los colonialistas europeos, que actuaban como cabezas de puente de los intereses estratégicos de la madre patria, el sionismo buscaba cortar los vínculos de los judíos con sus países de origen, un nuevo comienzo, una ruptura radical con la historia judía. El sionismo fue una revolución social y cultural que en sus inicios creyó, lleno de inocencia, que ni siquiera necesitaría el uso de la fuerza para reafirmarse. Cuando los primeros sionistas hablaban de "conquista", se referían a "conquistar" la naturaleza y el desierto.




Soldados ortodoxos israelíes en acción: Nahal Haredi battalion goes north


Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que "conquista" significaba no sólo el regreso a la tierra, sino librar una guerra y desposeer a las comunidades árabes locales. La revolución sionista, por consiguiente, hizo que los judíos tuvieran que destacar como agricultores y como guerreros, dos actividades con las que nunca había estado identificado su estereotipo.

Hoy, los israelíes pueden estar orgullosos del crecimiento de su economía, debido sobre todo a la calidad de su capital humano; han creado una de las agriculturas más innovadoras del planeta, y han resucitado la vieja lengua hebrea para convertirla en la lingua franca de la nueva nación. Y han sostenido, contra todo pronóstico, una democracia que, pese a sus imperfecciones y a que a menudo es peligrosamente disfuncional, tiene una energía asombrosa.


Soldados ortodoxos israelíes en acción:Spiritual and Military training. The battlion in action.

Pero ahora, en su 60º aniversario, Israel se encuentra en una encrucijada fundamental. Nunca como ahora ha sido tan apropiado el tópico. Está en juego nada menos que el destino del Estado. Al fin y al cabo, fue el propio primer ministro israelí quien advirtió de que, si Israel sigue empantanado en los territorios ocupados y no se crea un Estado palestino, la consecuencia podría ser "el final del Estado judío".

Igualmente acuciantes son los desafíos internos del país. Sesenta años después de la creación del Estado, siguen existiendo tremendas brechas entre laicos y religiosos, judíos y árabes, pobres y ricos, el centro y la periferia, y cada una de ellas puede acabar en una explosión violenta. Ahora que la sociedad monolítica que los padres fundadores encarnaron en el sabra, el "hombre nuevo" de la revolución sionista, está fragmentada en un tenso tapiz multiétnico compuesto por judíos y por una importante minoría árabe relegada, por una prolífica comunidad ultraortodoxa que vive de subsidios estatales y por nacionalistas religiosos que defienden una corriente mesiánica del sionismo, por una inmigración rusa de calidad y una comunidad etíope marginada, por judíos orientales que siguen luchando para incorporarse a la clase media y askenazíes acomodados, y por un centro rico y una periferia pobre, Israel todavía tiene que resolver los peligrosos desequilibrios en su estructura social. Y por muy creativa que pueda ser su economía, la carga del gasto militar está menoscabando gravemente las inversiones del país en educación e investigación científica.

En sentido metafórico, la psique nacional de Israel oscila hoy entre Tel Aviv y Jerusalén. Tel Aviv es la evolución moderna de un Israel que adopta la cultura del laicismo, el hedonismo y el crecimiento económico. Tel Aviv cree en el Estado de Israel como entidad legal, distinta del concepto peligrosamente amorfo y confesional de "Eretz Israel" de los de Jerusalén. Tel Aviv ha sustituido el espíritu pionero de los primeros años por las tentaciones de la modernidad, el liberalismo y la "normalidad". Aspira a formar parte de la "aldea global" y dejar de ser una "aldea judía" aislada y provinciana, como le gustaría a Jerusalén. El Israel de Jerusalén considera que el ansia de normalidad de Tel Aviv es un deseo superficial y de una indiferencia casi criminal hacia las profundidades de la memoria y las enseñanzas de la historia judía. El Israel de Jerusalén es el de la búsqueda de las raíces judías, el miedo abismal a "los árabes" y una desconfianza constante de los "gentiles" y su "comunidad internacional".

Israel nació con una guerra y ha vivido guerreando desde entonces. Pocas veces en la historia ha ocupado un movimiento nacional la tierra prometida con el brillante despliegue de savoir faire diplomático y habilidad militar que mostraron los sionistas en su camino hacia la creación del Estado, hace 60 años. Ahora bien, la sobrecogedora victoria de Israel contra tres ejércitos árabes en 1967 representó su grandeza, pero también el inicio de su declive moral y político. Cuarenta y un años más tarde de aquella guerra, Israel sigue sin poder escaparse de la corrupta ocupación de los territorios palestinos ni de la locura de la expansión de los asentamientos.

Esa iba a ser la paradoja de la existencia de Israel a lo largo del tiempo, un sentimiento de poder unido a un miedo constante a la aniquilación. La historia de Israel se ha caracterizado por una reacción traumática a cualquier iniciativa que afecte a su seguridad física. Y la experiencia histórica de los judíos tampoco facilitaba la conciliación. La crisis de la conciencia judía en la traumática transición desde el Holocausto hasta la creación del Estado no está aún totalmente superada. Israel siempre ha optado por una interpretación fatalista de los retos regionales. Al ser la respuesta territorial al miedo atávico de los judíos, ha sido demasiado tiempo incapaz de derribar las paredes de su legado. Su desafío más urgente hoy es llevar a cabo un cambio drástico de estrategia y vencer la tendencia tradicional de sus dirigentes a tomar decisiones basándose siempre en las hipótesis más pesimistas.

Una característica desgraciadamente repetida en el conflicto árabe-israelí es que ninguna guerra en la que los árabes han quedado humillados ha desembocado nunca en un acuerdo de paz, del mismo modo que ninguna guerra resuelta con una victoria aplastante de Israel ha hecho que sus dirigentes fueran unos vencedores magnánimos. Los avances hacia la paz se han debido casi siempre a pasos que han dado los árabes, no los israelíes. Así ocurrió con la guerra de 1973, que inició el presidente Sadat con el fin de obligar prácticamente a Estados Unidos a mediar en un acuerdo de paz entre Egipto e Israel, y también con la Intifada palestina de 1987, que obligó a Israel a abandonar la cómoda política de la inercia y emprender un proceso que iba a culminar en los acuerdos de Oslo.

En su 60º aniversario, Israel se enfrenta a un siniestro dilema. La solución de dos Estados que aseguraría que Israel siga siendo un Estado judío y democrático corre peligro si no se llega a un acuerdo con los palestinos. El que no lo hayamos conseguido hasta ahora tiene mucho que ver con la peculiar naturaleza del conflicto.


Lo que ha convertido el conflicto palestino-israelí en una disputa tan prolongada es su carácter total y absoluto. Porque no se trata sólo de un enfrentamiento por tierras ni de una disputa fronteriza cualquiera; es un choque de derechos y de recuerdos. El amor a los mismos paisajes, las reivindicaciones mutuamente excluyentes sobre tierras y lugares y símbolos religiosos, y el espíritu de desposeimiento que pretenden monopolizar las dos partes hacen que sus respectivas narraciones sean prácticamente irreconciliables. Es además una guerra de imágenes, imágenes contrastadas y demonizadas; una lucha entre dos mitologías nacionalistas que reclaman el monopolio de la justicia y el martirio. La historia de los desastres judíos y la instrumentalización que ha hecho el sionismo de ellos es una lección que los palestinos absorbieron con rapidez. Expulsión, exilio, diáspora, holocausto, regreso, genocidio, son palabras clave de judíos e israelíes que se han convertido en parte fundamental del espíritu nacional palestino.

Mientras que la paz con los Estados árabes es un asunto estrictamente político, basado en la restitución de las tierras, la paz con los palestinos es un intento casi de romper el código genético del conflicto árabe-israelí -y tal vez incluso de la disputa entre judíos y musulmanes- que afecta a los derechos de propiedad religiosos e históricos. El hecho de que Arafat no obtuviera la paz para su pueblo tuvo mucho que ver con su resistencia intrínseca a ser el primer y único dirigente árabe dispuesto a reconocer las extraordinarias raíces históricas y religiosas del vínculo entre los judíos, su patria milenaria y sus lugares sagrados.

En la historia ha sido frecuente que los movimientos nacionales, que casi siempre están formados por un ala radical y un ala pragmática, hayan tenido que escindirse para alcanzar la tierra prometida. El consenso equivale a negar la autoridad, y muchas veces es una receta para la parálisis. Un ejemplo es el sionismo. Si el ultranacionalista Irgun de Menájem Beguin hubiera formado coalición con el pragmático Mapai de Ben-Gurion en 1947, los sionistas habrían rechazado la partición de Palestina, y Ben-Gurion no habría podido proclamar el Estado judío hace 60 años.

Pero, por otro lado, no hay que elevar este concepto a la categoría de dogma. En el caso palestino, y con la falta de una autoridad histórica como la que Arafat proporcionaba, es inconcebible que el ala radical, Hamás, quede apartada del proceso de construcción del Estado palestino. Un grave déficit de democracia podría reducir más todavía las posibilidades de paz.

El movimiento sionista permitió a los judíos recuperar sus derechos y les dio una llave para el futuro gracias a una combinación particular de razón democrática y razón utópica. Esas mismas herramientas deben ahora utilizarse al servicio de la tarea más vital que aguarda al Estado judío: la de poner fin al conflicto con el mundo árabe, en especial con los palestinos. Los judíos no sobrevivieron a todos los horrores del exterminio sólo para terminar encerrados tras los muros de sus propias convicciones, seguir pensando que tienen la razón y permanecer inamovibles. Sobrevivieron para encontrar una solución a lo que durante largo tiempo ha parecido un problema insoluble, el de convertir el Estado judío en una realidad legítima desde el punto de vista de quienes se consideran sus víctimas.


En estos 60 años de existencia, el Estado de Israel ha conseguido milagros. ¿Estará el futuro a la altura de su historia? ¿Puede ignorar la demanda de los que tiene enfrente? Ben Gurion, como siempre adelantado a los acontecimientos, pidió ya en 1967 que los israelíes dejaran los territorios conquistados en la Guerra de los Seis Días.

¿Qué representan 60 años en el curso de la Historia? Dos o tres líneas en los manuales escolares. ¿Qué representan en la existencia de un ser humano? Una vida entera.
(1)
Marek Halter es pintor y novelista francés de origen polaco.

8 comentarios:

BELMAR dijo...

¿Ineludiblemente alejados de la PAZ?

Terox dijo...

Excelente artículo. ¿Cuánto vale la paz?

Pericles Peri dijo...

La paz vale ¡uuuuuuuuuun tanate' plata! Nosotros los titi, los ticos nuestamos peleados con los vecinos pero adentro tenemos una carnicería, enlas aceras, enlas chozas o chantes y en las carreterasss que sí, ta' bien plantado ese nombreee, porque auto vías o autopistas no tenemos, aproposito de viajes, estánnnn lejos lejos lejos denuestra realidá, isólo tenemos pa' carretas osea carreterasss...

Pericles Peri dijo...

Estesotro ángulo desta historia. Nues nien pro nien contra de judíos ni palestinos... mucho menos contra oanti judío, ¡para nada!, sólo menciono de mencionarsss la realidá, Hino estoy hablando deacerle mala cara a nadie, tampoco, porqueloecho echo con hache está... ¿Yaaaa?:

ROYAMIGO... la tierra prometida, lo quenadie ha entendido, nilos judíos, éllos menos, la tierra prometida es todo el planeta, y todo el planeta para todosss... mumu, chacha, chocho... cómo vamos a tener un DIOS que chinee solo a un grupito de gente yyy, por algo vino Jesucristo a demostrarle a los judios que DIOS es para todos, pero, clarinete, ellos no aceptaron eso de compartir y abrirse a los demás... ¡no!, si no sólo hay extremismo musulmán, y esto lo debés entender bien, vos, que, según he cappp,tado, Royamigo, sos Cristiano y, pues sí, se pusieron egoístas y de ahí la historia final de Jesús en la tierra; porque la tierra prometida era todo el planeta para toooda la gente, la humanidad, y ellos, los judíos como queso nolo vieron tuanis parellos... simplemente DIOS, aunque no tan simple, escogió inicialmente a los judíos, que era precisamente el pueblo o uno de los que llevaba más palo, para propagar su mensaje, pues a algún pueblo o grupo debía escoger El, pero no para chinearlo por chinearlo, porquestá clarín, según clarinete lodejó Jesús a todos, quetodos somos sus hijos, hijos de DIOSSS... pero al final... los judíos querían sólo para ellos lo que Dios en un inicio les legó pa' repartir, y, cuando, vino, su, Hijooo...

Claro queno se trata de desearles ningún mal, ¡jamás!, menos siuno es cristiano de verdá y no solo de hablada... que les vaya bien pero sinquaotros les vaya mal, mal, mal... ni mucho menos quesólo haya de habersss comprensión, y pensión -la gringa-, sólo para unos, nopalosotros... cómo sería si jueramos palestinos, macho.

Ansina vide yo esta historia, ¡Dentren!, dijo Colochitos -con todo respeto parEl- a todos cuando vino, ¡y Jerusalen tembló!, no le cuadró, al punto guanacassst digo al punto que fueron más bien los romanos los queee... captaron cómo esqués o era y... en Roma, enel Bati digo el Vaticano está la Santa Sede Cristiana Católica... Niesa nilas otras sedes cristianas están donde debiesen... en Belén, donde nació ¡el Niño Dios!

¿Cuál es el entorno natural de los palestinos questán llevando leño? Los árabes, los palestinos desde Abraham han vivido ahí también, a derecho... Yeneste mundo materialll, además sin tío Kellogsss, digo sin tío quelos defienda y apolle o agalline, como ís o sí alos judíos, quetienen al pío pío digo al Tío Tío Sammmmmmmmmmmm...

Conste que nuestoy nien pro nien contra de éstos odea quellos, ni anti judío ni pro palestino, simplemente Mariii... simplemente, perdón, me paro enel centro y repaso parejo.

Yesto es sólo por compartir sin partir Lamis Tad, pues simpre habrá o debe haber varios puntos de visssta, Royamigo.

J. L. Maldonado dijo...

Apreciado Roy, para leerte, quiero decir, leerte bien, es necesario tener mucho tiempo, adminículo del cual carezco. Por ello siempre ando por Costa Rica pero no dejo rastros. En todo caso y con respecto a tu comentario, ciertamente todos los libros referidos en mi blog pasan por mis lecturas. La única excepción la tiene la novela La huella del bisonte, la cual reseñó Linsabel Noguera. Qué bueno que siempre estés atento. Mis saludos.

Roy Jiménez Oreamuno dijo...

Belmar:
No solo alejados, sino como se dice, parece que esta discordia está en el ADN, algo que comparto con el autor.
Saludos

Terox:
La paz no tiene valor, no se puede adquirir a ningún precio, creo que la paz nos la ganamos con nuestros actos, y así es donde está el detalle, ya que como se ve, no es dando todo lo que se pide a cambio, de uno y otro lado, sino crear la verdadera paz y romper el círculo de la violencia.

Yo más bien me preguntaría, ¡¿quién verdaderamente quiere la paz?
Saludos

pericles:
Bueno no sé qué decirte, veo que no entiendes el termino de la tierra prometida.
Saludos

j.l maldonado:
Pues saca el tiempo y me les bien, acá te esperamos con los brazos abiertos.
Saludos

Pericles Peri dijo...

¿El término de la tierra prometida, Royamigo, al estilo judío o el término que suena más lógico, al estilo universal, odela humanidad en general, aunque no tenemos ejercito...?

¿Y creés quese ganaron la tierra prometida, si és que se trata sólo de un pedacito del planeta, se ganaron la tierra proprometida después de lo que hicieron con Jesús; el hijo, nada más y nada menos, hijo del que esa tierra les prometió, hijo de Dios?...
¿O Jesús no es el hijo de Dios?

¿Y... creés que no todos somos hijos de Dios, sólo los judíos, Royamigo?
La tierra prometida es esta, nuestro planeta y es para toda la humanidad, y nues que nosepa quela tierra, esqués lo lógico, cómo va a tener Dios soloun grupito e' chineados y... raro,repito, que fuesen precisamente los roro, manos manos, losquesí le hicieron caso caso a Jesús... a Moisés tampoco leabían echo con hache cacho... Ahoraque repet, nues pelearse conellos; puestodos cometemos errores y horrores pepe figueeee, pepe pero...

Todo esto es simplemente sacarle punta al lapiz, o sea, razonar y darle vuelta y vuelta a las cosas, sintomar partido... quesesotro problema, queaveces nos da taquillo o taco esmenuzar o desmenuzar las varas...las nuestra ilas deajuera. En términos sargentos, tenientes y generales, lo godidigo.

Anónimo dijo...

Yo soy del pensamiento que en Oriente Próximo debe de haber un equilibrio entre todas las partes afectadas. Utópico o no, siempre he estado en contra de la violencia y del fanatismo.

Me parece que seguir pensando en tierras prometidas y estas cosas, sería bastante ingenuo e irresponsable con el resto de la humanidad, a pesar que sea un grave problema cultural el que se esté manifestando en la raíz de todo esto.

"En estos 60 años de existencia, el Estado de Israel ha conseguido milagros"

¿Milagros? ¿Hablan de su estado invasor como si fuese toda una dicha y gloria para la humanidad?. ¿Que dicha y que gloria? Si solo han conseguido muerte y destrucción a base de la fuerza. Yo soy partidario de la diplomacia y de las (necesarias) buenas relaciones internacionales, pero nunca podré ver como "bueno" el sometimiento de un estado a otro por medio de la fuerza.

Que error es para mi el ver como se desata una parte de esta guerra por asuntos de fanatismo religioso donde absolutamente nadie se ve favorecido. Bueno tal vez solo USA con su comercio de Armas.

Mientras exista una amenaza latente en Oriente, siempre abrá mercado a donde sacarle el jugo de las armas. Si la guerra a durado tanto tiempo es por que se ha convertido en un negocio bastante lucrativo que ingenuamente se oculta bajo una bandera noble que supone "la tierra prometida a un pueblo escogido por Dios" y por tanto un mandato "divino", ""eterno", "tracendental", "espiritual" y lo peor, como si fuese realmente un destino. Yo lo veo más como un negocio que como la necesidad de darle espacio a un estado que necesita un espacio.

Y ejemplos de este tipo lo tenemos bastantes, como por ejemplo en la explotación de diamantes en africa.

Aunque en este caso no se explota ninguna mina de diamantes, si se explota el comercio de las armas y solo uno se ve beneficiado, el que las vende.

El mundo hoy esta lleno de fanatismos dañinos, peligrosos, destructores, mientras sigamos pensando en "tierras prometidas" seguirán habiendo Guerras que en buena parte a ninguno le ha de beneficiar solo al que las produce.

Humanos somos todos y todos los humanos tienen derecho a vivir en paz. Pero jamás se logrará encontrar un camino asoleado, si seguimos diciendo que esto son por cuestiones divinas y no humanas. Esto seguirá mientras se le enseñen a nuestros hijos ideas fanaticas religiosas y decirles que Dios ha escogído este "destino" para esos pueblos. Esta catástrofe seguirá hasta que dejemos de fabricar pensamientos extremos y ortodoxos, dentro de nuestros discurso religiosos.

Si Dios es, es de Todos no de unos pocos.

¿Y Palestina? ¿Que mejor ejemplo de extremismos? ¿y cuantas personas han muerto ya por esos pensamientos fanaticos religiosos pensamientos iguales que los de un asesino?

¿Cuantos asesinos no hay entre nosotros? ¿Cuantos pensamos todavía en tierras prometidas? y la verdad no importa que tipo de tierra prometida sea.. si política o religiosamente hablando, creo que es hora de pensar responsablemente y dejar atrás esos conceptos de la edad media.

Saludos Roy,
que estés bien