jueves, 24 de mayo de 2007

El mortal letargo de Israel. Jeff Jacoby



Ante una nueva escalada de violencia del Estado de Israel con los grupos que adversa en el Medio Oriente, y con el peligro de una nueva guerra, que afectaría los precios internacionales del petróleo. Adjunto un artículo para entender como ven los pro israelitas, la actuación del gobierno de turno de Israel, y su tambaleante política hacia grupos terroristas que lo desean borrar del mapa.
Adjunto el artículo para motivar y entender la política en el Medio Oriente, ya que se pronostica que los precios del petróleo lleguen en estas semanas, al precio récord de ochenta dólares.
Este artículo es un buen insumo para el lector, para tener una visión en el complejo mundo internacional, principalmente en el conflicto árabe/israelita.

Shalom
Si el primer ministro israelí Ehud Olmert hubiera sido tan diestro y resuelto defendiendo a su nación de sus enemigos que defendiendo su apego al poder, Hezbolá sería hoy una desafortunada reliquia de una entidad desaparecida, mientras que Olmert sería estimado de Dan a Beersheba. En su lugar, la organización terrorista es jaleada en todo el mundo árabe por su ataque contra Israel del pasado verano, mientras Olmert -- a pesar de sobrevivir a mociones de censura en la Knesset el lunes -- es tan despreciado por sus conciudadanos que según la última encuesta, el 0% de los israelíes -- no es un error de imprenta -- le votaría hoy.La encuesta sigue a la difusión del informe interino de la Comisión Winograd, un panel oficioso designado el pasado septiembre para investigar los fallos de Israel en su segunda Guerra del Líbano. El informe es escandaloso. Documenta con desagradable detalle la ceguera voluntaria, la torpeza y la falta de preparación casi criminal que traspasó a los niveles más elevados del gobierno de Israel a lo largo de la guerra y los años que condujeron a ella.La Comisión culpa a Olmert de tomar decisiones apresuradamente y sin información, y le declara culpable de "un fallo serio a la hora de ejercer el juicio, la responsabilidad y la prudencia". Es igualmente crítico con el inepto ministro de defensa, Amir Peretz, cuya incompetencia destruyó la capacidad de Israel de defenderse de los ataques de Hezbolá, y con el ex jefe del mando del ejército Dan Halutz, que nunca alertó a sus desorientados superiores de que las fuerzas armadas no estaban preparadas para una ofensiva sobre el terreno en el sur del Líbano. Para cualquiera acostumbrado a asociar Israel con brillo y nervio militar, el informe Winograd supone una lectura tortuosa.El detonante inmediato de la guerra fue la incursión de Hezbolá el 12 de julio cruzando la frontera libanesa-israelí, en la que tres soldados resultaron muertos y otros dos secuestrados. Pero Hezbolá llevaba seis años preparándose abiertamente para la guerra, desde la retirada unilateral de Israel del sur del Líbano en mayo de 2000. Sin hacer ninguna tentativa por ocultar sus intenciones, Hezbolá irrumpió en el territorio que Israel había abandonado, creando una red de fortalezas fortificadas y plataformas de lanzamiento y desplegando miles de misiles y cohetes a lo largo de la frontera. Todo mientras Israel miraba, sin hacer nada contra la creciente amenaza. "Toda alarma debería haber estado sonando", escribe el editor del Jerusalem Post David Horovitz. "Pero muchos de los sistemas de advertencia, literal o figurativamente, habían sido desconectados. Y aquellos que sí intentaron destacar los inminentes e inconfundibles peligros fueron con frecuencia ignorados". ¿Cómo pudo haber sido Israel tan complaciente? ¿Qué explica tal letargo ante una mortal amenaza que se hace más peligrosa día a día?La respuesta, afirma la Comisión Winograd, es que demasiadas "élites militares y políticas en Israel han llegado a la conclusión de que Israel se encuentra más allá de la era de las guerras". Al contrario que sus predecesores, que comprendían que el estado judío nunca tendría paz hasta que todos sus enemigos decidieran abandonar sus armas, la dirección israelí de hoy imagina poder lograr la paz por medio de la retirada y la contención."Puesto que Israel no tenía intención de iniciar una guerra", concluye el informe, los altos funcionarios decidieron que Israel "no necesitaba estar preparado para una guerra ´real´". Y siendo ese el caso, "tampoco había ninguna necesidad urgente de actualizar de modo sistemático y sofisticado la estrategia de seguridad general de Israel y considerar cómo movilizar... todos sus recursos -- políticos, económicos, sociales, militares, espirituales, culturales o científicos -- para tratar la totalidad de los desafíos que afronta".Hartos de luchar, deseosos de vivir con normalidad, los israelíes se sumieron en un letargo. Estrecharon la mano a Yasser Arafat y salieron corriendo del Líbano y expulsaron a los judíos de Gaza. Se culparon a ellos mismos del odio de sus enemigos y pusieron la otra mejilla a los atentados suicida y los ataques balísticos Kassam. Intentaron ser atenienses, escribía un comentarista israelí el año pasado. Pero para sobrevivir en Oriente Medio, hasta los atenienses tienen que actuar en ocasiones como espartanos. "Estamos cansados de luchar", se lamentaba Olmert en un discurso de 2005. "Estamos cansados de derrotar a nuestros enemigos". Desafortunadamente, aquellos que se cansan de derrotar a sus enemigos generalmente acaban siendo derrotados por ellos.Mientras el acosado aliado de América busca nuevos líderes, una voz a la que vale la pena prestar atención es la del estratega de la Universidad Hebrea Robert Aumann, ganador del Nobel de economía."Somos como un montañero que queda atrapado en una ventisca", decía Aumann en la Conferencia de Herzliya de enero de este año. "Está cansado y tiene frío, y quiere dormir. Si se duerme, morirá congelado. Nos encontramos en peligro terminal porque estamos cansados. Me permitiré decir unas cuantas palabras impopulares y nada en boga: nuestro ánimo por la paz presa del pánico está trabajando en nuestra contra. Nos aleja cada vez más de la paz, y pone en peligro nuestra existencia misma. Hojas de ruta, capitulación, gestos, desconexiones, convergencias, deportaciones y demás no traen la paz. Por el contrario, traen la guerra, justo como vimos el verano pasado".Con enemigos como Hezbolá, la indisposición es un lujo que Israel no se puede permitir. Y a menos que lo olvidemos, Hezbolá también es nuestro enemigo.


http://www.eldiarioexterior.com/noticia.asp?idarticulo=14570

1 comentario:

Jonathan dijo...

Hola! es lamentable la posicion en que esta Israel, es muy compleja, porque haga lo que haga siempre va a quedar mal.
Si combate a los terroristas es automaticamente tildado de asesino, estado racista y nose cuantas cosas mas, pero si no lo hace su poblacion queda desprotegida ante cualquier ataque.
Y creo que a nadie con dos dedos de frente le gustaria quedar en situacion de peligro y constante ataque terrorista.
El derecho a la defensa es innegable, y a veces la mejor defensa es un buen ataque.
Ojala la paz llegue algun dia a esas tierras y se deje de hablar del tema que ya cansa.
Saludos