A través de la historia el ser humano ha vivido con miedos y hoy en la era de la globalización, los miedos se han transformado en miedos globales, que no tienen fronteras y nos afectan a todos.
Hay dos autores, entre esos Eduardo Galeano, uno de mis escritores preferidos que nos habla de los miedos y otro Zygmunt Bauman en su libro Miedo líquido: “Hasta ahora se creía que la modernidad iba a ser aquel período de la historia humana en el que, por fin, quedarían atrás los temores que atenazaban la vida social del pasado y los seres humanos podríamos controlar nuestras vidas y dominar las imprevisibles fuerzas de los mundos social y natural. Y, en cambio, en los albores del siglo XXI volvemos a vivir una época de miedo. Tanto si nos referimos al miedo a las catástrofes naturales y medioambientales, o al miedo a los atentados terroristas indiscriminados, en la actualidad experimentamos una ansiedad constante por los peligros que pueden azotarnos sin previo aviso y en cualquier momento. «Miedo» es el término que empleamos para describir la incertidumbre que caracteriza nuestra era moderna líquida, nuestra ignorancia sobre la amenaza concreta que se cierne sobre nosotros y nuestra incapacidad para determinar qué podemos hacer (y qué no) para contrarrestarla”.
Así este gran autor nos revela y nos hace pensar en el miedo de nuestra era moderna esa que pensábamos había sido superados todos los miedos con la globalización.
Pero ya hace un tiempo Eduardo Galeano nos definía El Miedo Global:
Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.
Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.
Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los automovilistas tienen miedo de caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados.
La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares, y los militares tienen miedo a la falta de armas y las armas tienen miedo a la falta de guerras.
Es el tiempo del miedo.
Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo
Miedo a los ladrones, miedo a la policía
Miedo a la puerta sin cerradura, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión, miedo a la noche sin pastillas para dormir y miedo al día sin pastillas para despertar.
Miedo a la multitud, miedo a la soledad, miedo a lo que fue y a lo que puede ser, miedo de morir, miedo de vivir.
Que podemos decir sobre todo esto, demos un pequeño repaso a la actualidad mundial, empecemos por nuestra pequeña Centroamérica: El golpista Roberto Micheletti optó por quitarse la máscara y suspender de un plumazo cinco derechos fundamentales, decretar el estado de sitio, ordenar el cierre de las únicas emisoras de radio y televisión críticas, prohibir la entrada al país de una delegación de la OEA, repetir su amenaza contra Brasil por tener refugiado en su embajada al presidente Manuel Zelaya.
En América del Sur: Ecuador acepta la donación de seis cazas de Venezuela. Chávez: "Lo que es Bolívar para nosotros es Gaddafi para el pueblo libio" No sé en qué cabeza se puede pensar en semejante barbaridad, dos cosas diametralmente opuestas.
En el corazón palpitante del mundo, Oriente Medio: Irán nuclear y Palestina. Un Teherán atómico y no para usos pacíficos sería un argumento inapelable contra la paz.
"Irán tiene a bien proclamarse -sin excluir a nadie- máximo defensor de los derechos del pueblo palestino. En ese transporte político-emocional, el presidente Mahmud Ahmadineyad llega a formular las afirmaciones más contraindicadas para un dirigente musulmán -especialmente, musulmán- sobre lo que califica de "invención" del Holocausto, inexistencia de las cámaras de gas, y gigantesca superchería sionista. Con eso no ayuda, sin embargo, en lo más mínimo al mundo palestino, sino antes al contrario, al nacionalismo israelí -siempre en el poder-, a la vez que dificulta la labor de todos los que en el mundo sienten que la charada de Oriente Próximo debería tocar ya a su fin con la retirada de Israel de los territorios ocupados y la formación de un Estado palestino independiente, entre los que parece que se cuenta el presidente norteamericano, Barack Obama. Un Irán militarmente nuclear y una Palestina reconciliada y en paz son proposiciones estricta y perdurablemente incompatibles"
“Occidente se ha hecho miedoso. Muy miedoso. Los occidentales vivimos con muchos miedos, continuos y permanentes. Miedo ante amenazas reales, pero también miedos inventados, creados, falsos y exacerbados. Zygmunt Bauman en su libro Miedo líquido da cuenta de los temores que han atrapado la vida cotidiana de los hombres y mujeres en muchas sociedades.
Miedo a perder una seguridad real o aparente, anhelada o deseada, imaginada o prometida, que se diluye ante la realidad, y que impacta la forma y la calidad de vida de todos los segmentos de la sociedad.
Vivimos rodeados de miedos: al terrorismo, a la delincuencia, al crimen organizado, al desempleo, a la crisis económica, a la inflación, a la pobreza, a los extranjeros, a las enfermedades, a las epidemias, a los químicos de los productos que consumimos, a los pesticidas, al deterioro de nuestro medio ambiente, miedo a que los hijos caigan en drogas, a quedar solos, a perder los ahorros, a que el sueldo o la pensión no alcancen, miedo a ser jóvenes y miedo a llegar a viejos.
El 11-S exacerbó esos miedos. Los profundizó. Las Torres Gemelas se cayeron en Nueva York, pero el polvo llegó a todos los rincones del mundo. Esa imagen se hizo cultura. Su efecto impactó para siempre, o por mucho tiempo, en nuestra adicción a la seguridad.
Ante el dilema ¿seguridad o libertad? la respuesta de la mayoría, después de 2001, parecía ser claramente: seguridad. Y se inició la gran paradoja de que las sociedades libres aceptaron sacrificar libertad, en aras de la seguridad.
Gobernar implica desde entonces administrar el miedo. Ningún país o gobierno escapa a esta nueva realidad, a esta nueva tarea. Los gobiernos administran el miedo de la gente. Lo usan y en ocasiones abusan de él. Hay un uso político del miedo, del que los ciudadanos debemos estar consientes.
Los gobiernos construyen narrativas del miedo, que correctamente colocadas en el discurso y en la propaganda, justifican políticas, presionan parlamentos y construyen apoyos y legitimidades”
Muchos recursos son usados para fomentar estas luchas, entre ellos los petrodólares, que compran naciones, exportan miedos, compran armas, construyen armas verdaderamente de destrucción masiva, niega Holocaustos, compara a Bolívar con un gobernante que hasta hace poco era un terrorista, se le niega a un pueblo tener su propio Estado, volvemos a las Bananas Republic, se niegan los derechos más básicos a sus ciudadanos, al final, parece y no deseo ser profeta, que el miedo va ganado la partida.
Ante todo esto: Nuestro enemigo principal no es el imperialismo, ni la burguesía, ni la burocracia. Nuestro enemigo principal es el miedo, y lo llevamos adentro. Eduardo Galeano
Créditos: Zygmunt Bauman, SABINO BASTIDAS COLINA, México: La administración del miedo, M. Á. BASTENIER 30/09/2009. Irán nuclear y Palestina. Eduardo Galeano y el Miedo Global. Micheletti al descubierto Editorial elPAIS.com.29/09/2009. Citas copiadas textualmente encerradas en comillas.