Obama, ante el monumento a Lincoln
Ejemplo del sueño americano, autodidacta, nacido a comienzos del siglo XIX en la pobreza absoluta en una cabaña en los bosques de Kentucky sobre un suelo de tierra y cubierto con una piel de animal. De la pobreza extrema a un buen pasar como abogado de éxito; emancipador de los esclavos negros; salvó la Unión triunfando en una brutal guerra civil; defensor de la igualdad de oportunidades; exponente máximo del hombre común, llegó a decir: "Dios ama a las personas corrientes, por eso hizo tantas". Asesinado cinco días después de la rendición de los confederados secesionistas. Consagrado por la historia como el mejor presidente de Estados Unidos, junto con George Washington. Todo esto y mucho más fue y representó Abraham Lincoln (1809-1865).
Preservó la Unión, al precio de una guerra civil con 500.000 muertos
"No debemos canonizarlo como santo laico", advierte el columnista Safire
Obama es el último eslabón de la cadena iniciada con la emancipación
Lincoln: "El gobierno del pueblo, por y para el pueblo no desaparecerá"
El viento de fronda avivado por Obama, el primer negro en llegar a la Casa Blanca, ha puesto de actualidad la figura de Abraham Lincoln. Barack sería el último eslabón de la cadena iniciada por Lincoln con el decreto de emancipación de los esclavos y, lo que es más importante, con la posterior constitucionalización de su libertad a través de la decimotercera enmienda a la Constitución.
Abraham Lincoln vivió la era de la cultura oral, donde la palabra dicha, en sermones religiosos o discursos, era lo más importante. Admiraba a William Shakespeare y sus obras, que estudiaba para preparar sus discursos. La Biblia era su otra fuente de inspiración literaria. Obama juró el cargo sobre la Biblia de Lincoln. Otra coincidencia. El Honesto Abe, otro de sus sobrenombres, era un hombre de gran espiritualidad pero no abrazó dogma alguno, tampoco el religioso. De hecho, no tuvo ficha en ninguna iglesia. La inclusión de adversarios políticos en sus gobiernos en puestos claves -Departamento de Estado, Defensa e incluso el Tesoro-, buscando cierta transversalidad, es otra semejanza entre los dos presidentes.
Quedan para la historia y todavía producen emoción al leerlas, más al escucharlas, las 272 palabras del discurso de Lincoln, tres minutos, en el campo de batalla de Gettysburg. "Aquí decidimos que estos muertos no han muerto en vano, que esta nación bajo Dios tendrá un renacimiento de la libertad, y que el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo, no desaparecerá de la tierra". Palabras que memorizan y recitan todos los escolares en Estados Unidos. Palabras que fueron transmitidas por Radio Budapest en 1956, durante la revolución húngara, para llamar al levantamiento contra la Unión Soviética.
"No hace falta que lo canonicemos como nuestro santo laico, no solo asesinado sino martirizado", advierte el columnista del New York Times, William Safire. La personalidad de Lincoln fue compleja y contradictoria. Sentido del humor profundo, capacidad de encantamiento, gran contador de historias. Pero también una profunda melancolía reflejada en su atormentado rostro. Inestable psicológicamente, estuvo a punto de suicidarse dos veces antes de cumplir los 33 años. Visionario, pero calculador a la vez. Problemas familiares: detestaba a su padre, no acudió a su funeral y adoró a su madrastra. Su matrimonio fue todo menos plácido. Su mujer enloqueció
Recomiendo, por último, dos libros para recordarle. Team of rivals, de Doris Kearns Goodwin. Ha sido libro de cabecera de Obama durante la campaña presidencial. Y en ficción, la gran novela Lincoln, de Gore Vidal.
Hombre visionario y con logros casi inigualables, hoy figuras como Lincoln las necesita este mundo global en donde el miedo muchas veces quiso arrebatarnos la esperanza de que si se puede tener un mundo mejor.
Ejemplo del sueño americano, autodidacta, nacido a comienzos del siglo XIX en la pobreza absoluta en una cabaña en los bosques de Kentucky sobre un suelo de tierra y cubierto con una piel de animal. De la pobreza extrema a un buen pasar como abogado de éxito; emancipador de los esclavos negros; salvó la Unión triunfando en una brutal guerra civil; defensor de la igualdad de oportunidades; exponente máximo del hombre común, llegó a decir: "Dios ama a las personas corrientes, por eso hizo tantas". Asesinado cinco días después de la rendición de los confederados secesionistas. Consagrado por la historia como el mejor presidente de Estados Unidos, junto con George Washington. Todo esto y mucho más fue y representó Abraham Lincoln (1809-1865).
Preservó la Unión, al precio de una guerra civil con 500.000 muertos
"No debemos canonizarlo como santo laico", advierte el columnista Safire
Obama es el último eslabón de la cadena iniciada con la emancipación
Lincoln: "El gobierno del pueblo, por y para el pueblo no desaparecerá"
El viento de fronda avivado por Obama, el primer negro en llegar a la Casa Blanca, ha puesto de actualidad la figura de Abraham Lincoln. Barack sería el último eslabón de la cadena iniciada por Lincoln con el decreto de emancipación de los esclavos y, lo que es más importante, con la posterior constitucionalización de su libertad a través de la decimotercera enmienda a la Constitución.
Abraham Lincoln vivió la era de la cultura oral, donde la palabra dicha, en sermones religiosos o discursos, era lo más importante. Admiraba a William Shakespeare y sus obras, que estudiaba para preparar sus discursos. La Biblia era su otra fuente de inspiración literaria. Obama juró el cargo sobre la Biblia de Lincoln. Otra coincidencia. El Honesto Abe, otro de sus sobrenombres, era un hombre de gran espiritualidad pero no abrazó dogma alguno, tampoco el religioso. De hecho, no tuvo ficha en ninguna iglesia. La inclusión de adversarios políticos en sus gobiernos en puestos claves -Departamento de Estado, Defensa e incluso el Tesoro-, buscando cierta transversalidad, es otra semejanza entre los dos presidentes.
Quedan para la historia y todavía producen emoción al leerlas, más al escucharlas, las 272 palabras del discurso de Lincoln, tres minutos, en el campo de batalla de Gettysburg. "Aquí decidimos que estos muertos no han muerto en vano, que esta nación bajo Dios tendrá un renacimiento de la libertad, y que el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo, no desaparecerá de la tierra". Palabras que memorizan y recitan todos los escolares en Estados Unidos. Palabras que fueron transmitidas por Radio Budapest en 1956, durante la revolución húngara, para llamar al levantamiento contra la Unión Soviética.
"No hace falta que lo canonicemos como nuestro santo laico, no solo asesinado sino martirizado", advierte el columnista del New York Times, William Safire. La personalidad de Lincoln fue compleja y contradictoria. Sentido del humor profundo, capacidad de encantamiento, gran contador de historias. Pero también una profunda melancolía reflejada en su atormentado rostro. Inestable psicológicamente, estuvo a punto de suicidarse dos veces antes de cumplir los 33 años. Visionario, pero calculador a la vez. Problemas familiares: detestaba a su padre, no acudió a su funeral y adoró a su madrastra. Su matrimonio fue todo menos plácido. Su mujer enloqueció
Recomiendo, por último, dos libros para recordarle. Team of rivals, de Doris Kearns Goodwin. Ha sido libro de cabecera de Obama durante la campaña presidencial. Y en ficción, la gran novela Lincoln, de Gore Vidal.
Hombre visionario y con logros casi inigualables, hoy figuras como Lincoln las necesita este mundo global en donde el miedo muchas veces quiso arrebatarnos la esperanza de que si se puede tener un mundo mejor.
15 comentarios:
Roy, quedé enamorada de tu última frase... yo tengo esperanzas de tener un mundo mejor. Bueno, parece que es posible.
Un besito!
Tarea dificil la que le espera a este Obama. Yo de él cuidaría de la gente con que se rodea. Quizás ahí esté la clave de su éxito o fracaso.
Me ha gustado conocer más Lincoln.
Un abrazo.
Lincoln, Darwin, Edgar Allan Poe, Mendelssohn,Daumier,¡vaya que fueron buenos en lo suyo! y todos nacidos hace 200 años.
¡Cuantos sueños!
Un gran abrazo Roy.
Flota,
flota
eternamente flota,
sobreviviente...
Evan:
Me alegra que te gustara yo también tengo esperanza.
Saludos
Pedro:
Esperamos que su equipo sea el mejor y si hay cosas de Lincoln que no sabía.
Saludos
Olga S. Isidro:
A veces me pongo a pensar porque dejaron de nacer hombres de ese calibre.
Saludos
Belmar:
Toquemos ese límite con el roce de la humedad.
Saludos
Gracias Roy por esta analogia entre ambos estadisticas.
Los dos buscan un mundo mejor y mas equilibrado.
Ojala Obama lo logre. Lo necesitamos todos!!!!
Un saludo especial
Disculpa quise decir ESTADISTAS.
Un nuevo abrazo..
qué entrada más suculenta!
Los valores y el tiempo...
Magnífico Roy!
besos
Ricardo Tribin:
Compartimos ese sentimiento de éxito para Obama, ya que todos en este mundo global estamos interrelacionados.
Saludos
Mía:
Muchas gracias además de suculenta muy instructiva creo yo.
Saludos
Te leo...
y como siempre, con placer
Saludos
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CristalRasgado & LaMiradaAusente
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Que tremenda oda le has escrito a Abraham Lincoln como todo ser humano con grandes virtudes pero con grandes defectos como esa melancolía que dice el ensayo y que se nota en sus pinturas que se guardan de la época. Los seres humanos queremos santificar y mitificar pero creo que seres humanos así no existen. A unos a pesar de las cualidades y los defectos les tocan grandes responsabilidades que a otros no nos tocan como conducir los destinos de una gran nación como lo es los EEUU. Donde me imagino que la sabiduria, la inteligencia, el tacto, la humildad dentro de las cualidades le hacen construir una visión de nación y conducir a dos bandos a los del sur y los del norte a que no formarán dos naciones aparte. Por otro parte las cualidades negativas que también lo humanizan lo llevan a tomar parte de esas decisiones trascendentales que en un cargo de esos se ocupa. Pero a pesar de esos rasgos negativos de su melancolía latente y no asistir a las honras fúnebres de su padre pasó a la historia como uno de los 4 grandes presidentes de esa nación. Obama ha escogido un grande como inspiración para su administración.
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