El legendario ministro israelí de Exteriores Abba Eban decía que en los países democráticos los resultados electorales sólo se conocen después de las elecciones. Y el diplomático Herzl Inbar, ex embajador en España, apostilla: "Y en Israel tampoco se conocen después". Los comicios que se celebrarán el martes depararán un Parlamento muy atomizado que hará posible varias coaliciones. Aunque una nota distintiva de la Cámara se atisba cierta: el electorado se decanta en masa hacia la derecha, y ello convierte al líder del Likud, Benjamín Netanyahu, en el más apto para formar un Gobierno que abordará una agenda plagada de retos.
A finales de la década de los ochenta, el muro de Berlín se desplomó y una masiva inmigración judía procedente de las repúblicas soviéticas fue bienvenida en Israel. Hace 10 años, Avigdor Lieberman fundó Yisrael Beiteinu (Nuestra Casa Israel), un grupo ultraderechista a imagen y semejanza del partido que encabezara en Rusia el entonces presidente Vladímir Putin. Hoy, 1,25 millones de los 7,3 millones de israelíes hablan ruso. Y será este segmento del electorado, el 20% de la población judía del Estado, amantes por tradición del puño de hierro, el que decidirá mañana quién reemplaza a Ehud Olmert como primer ministro del país.
IDF around the world (Español Spanish)
"La guerra de Gaza ha cambiado totalmente la agenda electoral. Antes hablaban de educación, de corrupción. Los temas sociales y la paz apenas se mencionan. Tan sólo la crisis económica porque es un asunto global. Las ideologías de los tres partidos se solapan", explica Arie Kacowicz, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea. Una evidencia que causa desazón en una opinión pública de por sí hastiada de la clase dirigente y de sus componendas. Muchos analistas aventuran que la participación -63,5% en 2006- caerá a su nivel más bajo en la historia de Israel.
LOS CUATRO CANDIDATOS CON POSIBILIDADES
Benjamín Netanyahu
- La fuerza por bandera. Primer ministro entre 1996 y 1999, Benjamín Netanyahu (Tel Aviv, 1949) ha rescatado al Likud del abismo causado por la escisión de Kadima en 2005 y del batacazo electoral de 2006. Ex oficial de un cuerpo de élite del Ejército, y neoliberal en materia económica, blande la mano dura: "Fuerte en seguridad, fuerte en economía" es su lema de campaña. Es el favorito en los sondeos. Enterrados ya escándalos de corrupción que le acosaron la década pasada, aboga por un Gobierno de unidad tras las elecciones. ¿Para qué? Para "derribar al Gobierno de Hamás" en Gaza, para cumplir su promesa de que Irán no obtendrá armamento nuclear y eliminar toda posibilidad de fundar un Estado palestino. "No desmantelaré colonias en Cisjordania", ha asegurado tajante. Con semejante punto de partida, se auguran roces con la Administración de Obama.
Tzipi Livni
- Limpieza sin carisma. De estirpe familiar derechista a ultranza, ex agente del Mossad, licenciada en Derecho y jefa de la diplomacia, la presidenta de Kadima, Tzipi Livni (Tel Aviv, 1958), habla de que estas "elecciones versan sobre la paz", aunque ello no impidió que se presentara como la más firme defensora de la reciente guerra en Gaza. Al frente de las negociaciones con los palestinos, los asentamientos judíos nunca dejaron de ampliarse. Y si le mencionan el término retorno de refugiados salta como posesa. Eso sí, no tiene cadáveres en el armario de la corrupción. Lo demás son incógnitas. No ha dejado huella tras su paso por varios ministerios, y uno de sus cercanos colaboradores asegura: "Le cuesta muchísimo tomar decisiones". Carece del carisma de sus contrincantes, y es incapaz de elaborar un discurso sin caer en frases manidas.
Ehud Barak
- El veterano ex militar. Nacido en 1942 en un kibutz del centro de Israel, todavía bajo el mandato británico, Ehud Barak sabe que no repetirá como primer ministro. Su partido, el Laborista, afronta un declive de profundas raíces. El ex jefe del Estado Mayor del Ejército sólo aspira a conservar el cargo de titular de Defensa en un Gobierno de coalición.
El ámbito natural para un hombre que participó en operaciones -una vez disfrazado de mujer- para matar a dirigentes de la OLP y que ordenó la retirada de Líbano en 2000. Su experiencia como jefe de Gobierno (1999-2001) concluyó en rotundo fiasco. Pero Barak dejó una sentencia que la gran mayoría de líderes israelíes ha hecho suya: "No hay socio palestino para la paz", dijo tras fracasar las negociaciones de Camp David en 2001 y antes de amasar una fortuna en los negocios.
Avigdor Lieberman: Verdaderamente me sorprende el ascenso de este personaje, racista, xenófobo y radical.
- El racista de moda. Gorila de discoteca en su Kishiniev (Moldavia) natal y licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Hebrea de Jerusalén, Avigdor Lieberman es, a sus 50 años, candidato de Yisrael Beiteinu (Nuestra Casa Israel) y la estrella emergente. Su ascenso en las encuestas es fulgurante y todos los aspirantes le cortejan aparcando sus recelos con el eslogan racista de su campaña: "Sólo Lieberman entiende árabe". No en vano, sus seguidores jóvenes le reciben con el grito de "muerte a los árabes". Cosecha la mayor parte de sus simpatías en el electorado de origen ruso (más de un millón de personas). Desde la oposición ha pedido el uso del arma nuclear en Gaza, el bombardeo de Teherán y ha enviado "al infierno" al presidente egipcio, Hosni Mubarak. A los palestinos con ciudadanía israelí les advierte de que "ya se ocupará de ellos".
El general prusiano Carl von Clausewitz define la guerra como "un acto de violencia para obligar al contrincante a cumplir nuestra voluntad". Una guerra se gana si con la utilización de la fuerza se logra imponer al adversario lo que se pretende. En la última intervención militar en Líbano el objetivo era destruir la capacidad militar de Hezbolá, debilitándolo de tal forma que resultase inofensivo. Israel no lo consiguió en el plazo que Estados Unidos le concedió para actuar por su cuenta, de modo que tuvo que retirarse con la sensación amarga de la derrota.
El que quedó tocado de muerte no fue Hezbolá, sino el Gobierno de Olmert. Pero, en vez de aprender de esta experiencia, vísperas de unas elecciones en las que su partido, Kadima, parecía condenado a perderlas, y aprovechando el vacío de poder de las últimas semanas de un presidente que había cometido los mismos errores en Irak y Afganistán, también con consecuencias catastróficas para el mundo occidental, decide un ataque violentísimo sobre la superpoblada franja de Gaza para acabar con Hamás, asumiendo la responsabilidad de centenares de víctimas civiles, incluidos mujeres y niños, para ejecutar a dos o tres líderes y unas pocas decenas de combatientes de Hamás.
El tiempo del ataque inmisericorde expira con la llegada al poder del presidente Obama, y otra vez Israel tiene que retirarse sin haber destruido al enemigo. Al contrario, sale fortalecido por el odio que ha vuelto a expandir entre la población palestina y árabe en general, con el prestigio de Israel bajo mínimos. Pierden también los Gobiernos de Egipto, Jordania y Al Fatah, que confiaron en que el ataque israelí les libraría del adversario que más temen, un movimiento de resistencia islamista. Pero lo verdaderamente trágico es que esta violentísima operación -peor que un crimen, un gravísimo error- contase con el apoyo entusiasta del 85% de la población judía israelí.
Israel había convertido la franja de Gaza en un campo de concentración, con el fin de que la población se distanciara de un Gobierno elegido democráticamente, pero decidido a resistir a todo trance. Más que una amenaza militar, los cohetes que han lanzado, y pueden seguir arrojando si ambas partes no respetan la tregua, son un grito de insumisión que manifiesta que no van a aceptar las servidumbres que les quieran imponer. Se comprende que los cohetes de Hamás levanten tanta indignación en Israel, al dejar constancia de que por grande que sea su superioridad militar y por mucho que los castiguen brutalmente, los prisioneros de Gaza no están dispuestos a rendirse.
La obra de Karl Von Clausewitz: On War. “La guerra, dice el pensador, es la política llevada a cabo por otros medios”. Guerra y Política son actividades humanas en la lucha por el Poder, que ponen a prueba dos aspectos centrales de su actividad particular: estrategias de largo plazo y tácticas de coyuntura.
El expediente palestino, a diferencia de otras campañas, se ha diluido.
Israel ha ganado varias guerras, pero en el plano político solo una ha logrado con la firma de la paz con Egipto después de la guerra. Hace poco nos preguntábamos cuántos muertos soportaría la silla ministerial en las próximas elecciones para escoger al primer ministro de Israel, este martes ya sabremos quién gano dichas elecciones, después de una guerra diametralmente desequilibrada y desproporcionada, aunque Israel tiene muchas cosas buenas que ofrecerle a este mundo moderno además de la guerra como extensión de la política.
IGNACIO SOTELO, JUAN MIGUEL MUÑOZ.
A finales de la década de los ochenta, el muro de Berlín se desplomó y una masiva inmigración judía procedente de las repúblicas soviéticas fue bienvenida en Israel. Hace 10 años, Avigdor Lieberman fundó Yisrael Beiteinu (Nuestra Casa Israel), un grupo ultraderechista a imagen y semejanza del partido que encabezara en Rusia el entonces presidente Vladímir Putin. Hoy, 1,25 millones de los 7,3 millones de israelíes hablan ruso. Y será este segmento del electorado, el 20% de la población judía del Estado, amantes por tradición del puño de hierro, el que decidirá mañana quién reemplaza a Ehud Olmert como primer ministro del país.
IDF around the world (Español Spanish)
"La guerra de Gaza ha cambiado totalmente la agenda electoral. Antes hablaban de educación, de corrupción. Los temas sociales y la paz apenas se mencionan. Tan sólo la crisis económica porque es un asunto global. Las ideologías de los tres partidos se solapan", explica Arie Kacowicz, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea. Una evidencia que causa desazón en una opinión pública de por sí hastiada de la clase dirigente y de sus componendas. Muchos analistas aventuran que la participación -63,5% en 2006- caerá a su nivel más bajo en la historia de Israel.
LOS CUATRO CANDIDATOS CON POSIBILIDADES
Benjamín Netanyahu
- La fuerza por bandera. Primer ministro entre 1996 y 1999, Benjamín Netanyahu (Tel Aviv, 1949) ha rescatado al Likud del abismo causado por la escisión de Kadima en 2005 y del batacazo electoral de 2006. Ex oficial de un cuerpo de élite del Ejército, y neoliberal en materia económica, blande la mano dura: "Fuerte en seguridad, fuerte en economía" es su lema de campaña. Es el favorito en los sondeos. Enterrados ya escándalos de corrupción que le acosaron la década pasada, aboga por un Gobierno de unidad tras las elecciones. ¿Para qué? Para "derribar al Gobierno de Hamás" en Gaza, para cumplir su promesa de que Irán no obtendrá armamento nuclear y eliminar toda posibilidad de fundar un Estado palestino. "No desmantelaré colonias en Cisjordania", ha asegurado tajante. Con semejante punto de partida, se auguran roces con la Administración de Obama.
Tzipi Livni
- Limpieza sin carisma. De estirpe familiar derechista a ultranza, ex agente del Mossad, licenciada en Derecho y jefa de la diplomacia, la presidenta de Kadima, Tzipi Livni (Tel Aviv, 1958), habla de que estas "elecciones versan sobre la paz", aunque ello no impidió que se presentara como la más firme defensora de la reciente guerra en Gaza. Al frente de las negociaciones con los palestinos, los asentamientos judíos nunca dejaron de ampliarse. Y si le mencionan el término retorno de refugiados salta como posesa. Eso sí, no tiene cadáveres en el armario de la corrupción. Lo demás son incógnitas. No ha dejado huella tras su paso por varios ministerios, y uno de sus cercanos colaboradores asegura: "Le cuesta muchísimo tomar decisiones". Carece del carisma de sus contrincantes, y es incapaz de elaborar un discurso sin caer en frases manidas.
Ehud Barak
- El veterano ex militar. Nacido en 1942 en un kibutz del centro de Israel, todavía bajo el mandato británico, Ehud Barak sabe que no repetirá como primer ministro. Su partido, el Laborista, afronta un declive de profundas raíces. El ex jefe del Estado Mayor del Ejército sólo aspira a conservar el cargo de titular de Defensa en un Gobierno de coalición.
El ámbito natural para un hombre que participó en operaciones -una vez disfrazado de mujer- para matar a dirigentes de la OLP y que ordenó la retirada de Líbano en 2000. Su experiencia como jefe de Gobierno (1999-2001) concluyó en rotundo fiasco. Pero Barak dejó una sentencia que la gran mayoría de líderes israelíes ha hecho suya: "No hay socio palestino para la paz", dijo tras fracasar las negociaciones de Camp David en 2001 y antes de amasar una fortuna en los negocios.
Avigdor Lieberman: Verdaderamente me sorprende el ascenso de este personaje, racista, xenófobo y radical.
- El racista de moda. Gorila de discoteca en su Kishiniev (Moldavia) natal y licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Hebrea de Jerusalén, Avigdor Lieberman es, a sus 50 años, candidato de Yisrael Beiteinu (Nuestra Casa Israel) y la estrella emergente. Su ascenso en las encuestas es fulgurante y todos los aspirantes le cortejan aparcando sus recelos con el eslogan racista de su campaña: "Sólo Lieberman entiende árabe". No en vano, sus seguidores jóvenes le reciben con el grito de "muerte a los árabes". Cosecha la mayor parte de sus simpatías en el electorado de origen ruso (más de un millón de personas). Desde la oposición ha pedido el uso del arma nuclear en Gaza, el bombardeo de Teherán y ha enviado "al infierno" al presidente egipcio, Hosni Mubarak. A los palestinos con ciudadanía israelí les advierte de que "ya se ocupará de ellos".
El general prusiano Carl von Clausewitz define la guerra como "un acto de violencia para obligar al contrincante a cumplir nuestra voluntad". Una guerra se gana si con la utilización de la fuerza se logra imponer al adversario lo que se pretende. En la última intervención militar en Líbano el objetivo era destruir la capacidad militar de Hezbolá, debilitándolo de tal forma que resultase inofensivo. Israel no lo consiguió en el plazo que Estados Unidos le concedió para actuar por su cuenta, de modo que tuvo que retirarse con la sensación amarga de la derrota.
El que quedó tocado de muerte no fue Hezbolá, sino el Gobierno de Olmert. Pero, en vez de aprender de esta experiencia, vísperas de unas elecciones en las que su partido, Kadima, parecía condenado a perderlas, y aprovechando el vacío de poder de las últimas semanas de un presidente que había cometido los mismos errores en Irak y Afganistán, también con consecuencias catastróficas para el mundo occidental, decide un ataque violentísimo sobre la superpoblada franja de Gaza para acabar con Hamás, asumiendo la responsabilidad de centenares de víctimas civiles, incluidos mujeres y niños, para ejecutar a dos o tres líderes y unas pocas decenas de combatientes de Hamás.
El tiempo del ataque inmisericorde expira con la llegada al poder del presidente Obama, y otra vez Israel tiene que retirarse sin haber destruido al enemigo. Al contrario, sale fortalecido por el odio que ha vuelto a expandir entre la población palestina y árabe en general, con el prestigio de Israel bajo mínimos. Pierden también los Gobiernos de Egipto, Jordania y Al Fatah, que confiaron en que el ataque israelí les libraría del adversario que más temen, un movimiento de resistencia islamista. Pero lo verdaderamente trágico es que esta violentísima operación -peor que un crimen, un gravísimo error- contase con el apoyo entusiasta del 85% de la población judía israelí.
Israel había convertido la franja de Gaza en un campo de concentración, con el fin de que la población se distanciara de un Gobierno elegido democráticamente, pero decidido a resistir a todo trance. Más que una amenaza militar, los cohetes que han lanzado, y pueden seguir arrojando si ambas partes no respetan la tregua, son un grito de insumisión que manifiesta que no van a aceptar las servidumbres que les quieran imponer. Se comprende que los cohetes de Hamás levanten tanta indignación en Israel, al dejar constancia de que por grande que sea su superioridad militar y por mucho que los castiguen brutalmente, los prisioneros de Gaza no están dispuestos a rendirse.
La obra de Karl Von Clausewitz: On War. “La guerra, dice el pensador, es la política llevada a cabo por otros medios”. Guerra y Política son actividades humanas en la lucha por el Poder, que ponen a prueba dos aspectos centrales de su actividad particular: estrategias de largo plazo y tácticas de coyuntura.
El expediente palestino, a diferencia de otras campañas, se ha diluido.
Israel ha ganado varias guerras, pero en el plano político solo una ha logrado con la firma de la paz con Egipto después de la guerra. Hace poco nos preguntábamos cuántos muertos soportaría la silla ministerial en las próximas elecciones para escoger al primer ministro de Israel, este martes ya sabremos quién gano dichas elecciones, después de una guerra diametralmente desequilibrada y desproporcionada, aunque Israel tiene muchas cosas buenas que ofrecerle a este mundo moderno además de la guerra como extensión de la política.
IGNACIO SOTELO, JUAN MIGUEL MUÑOZ.
17 comentarios:
Duro, muy duro: el encuentro frente a frente con la (des) esperada soledad...
:
"con el apoyo entusiasta del l85% de la población israelí"
Creo que este dato convierte al pueblo israelí en "democráticamente" genocida (salvemos a 15% justos)
El "gorila" que citas podría lanzar una bomaba atómica...
¿sería suficiente para una reacción del mundo civilizado? Tal vez no. El objetivo tal vez no sea matar palestinos. ¿Y si fuera exterminarlos?
Sí, amigo, tal vez ese pueblo tenga algo que ofrecernos. Espero que sea algo más que naranjas. ¿Que tal justicia?... Irremediablemente iría acompañada de paz.
Saludos
_____________________________
CristalRasgado & LaMiradaAusente
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Sera que tendra fin algun dia esta situacion tan dura e inhumana....?
No le veo fin como tampoco le ví principio..
Poeta te pasaste
Posición contradictoria la de EEUU y Occidente si hoy triunfan el Likud y Israel Beitneu los resultados serán aceptados. Aunque ambos candidatos tanto Netanyahu como Lieberman se han declarado en contra de un estado palestino, de no devolver las alturas del Golán a Siria, de derrocar un gobierno democráticamente electo como el de Hamas, de ofrecerle $250,000 a familias palestinas de dentro de Israel, la franja de Gaza y Cisjordania para que se trasladen a otro país. Porque se acepta la voluntad de un pueblo en las urnas y el de otro no, de que está compuesto uno y el otro de que? esa pregunta se la hago a EEUU y a la Comunidad Europea?
Hola! muy bueno el post, el video es excelente, pq ningun comentario lo resalta y si resaltan lo malo? locos hay en todos lados lamentablemente.
Y gano Tzipi Livni, no Lieberman.
Esperemos que formen un gobierno de coalicion y salga todo bien.
Saludos!!
Belmar:
La soledad a veces desea devorarnos de un solo bocado.
Saludos
Ñoco Le Bolo:
La verdad es que la información en masa del temor ante ataques de cohetes de Hamas hace que el pueblo se sienta unido que es muy diferente a que sea genocida, esta palabra genocidio a veces es usada de manera algo a la liguera ya que Israel no pretende eliminar al pueblo Palestino, claro el gorila ese sí y saco como 13 diputados.
Saludos
Andrés:
Algún día eso terminara, de alguna forma.
Saludos
Mucha de la Torre:
Pues deberá tener un fin en algún momento.
Saludos
Fede:
Lastimosamente el cálculo político es así, somos democráticos cuando nos conviene y cuando no entonces no aceptamos los resultados, eso no solo se da en Israel, eso pasa muy a menudo hasta en Costa Rica.
Creo que es algo penoso ver partidos de la extrema derecha donde su dirigente dice que lanzaría una bomba atómica a los palestinos, no se dará cuenta que si lo hace se lleva también a Israel, a veces las palabras son tiradas al viento a ver hasta donde las lleva.
Saludos
Jonathan:
La verdad es curioso que nadie dijo nada del video, buen punto has dado al post, ya que en verdad Israel tiene muchas cosas buenas que darnos, y si la Tzipi gano, vamos a ver como se mueve el ajedrez israelita.
Saludos
Asi es Roy, pero se tiende siempre a rescatar lo negativo y mucha gente compra por ese lado.
Como tambien esta mal pensar que todos los arabes son terroristas, ni de casualidad es asi, pero se vende eso a veces.
Lo q dice Lieberman es una locura, pero hoy salio algo en el diario clarin que no me parecio tan descabellado:
con respecto a los arabes israelies ¨plantea condicionar sus derechos políticos a que declaren fidelidad al Estado judío. También asegura que a los palestinos se les debe ofrecer una "paz a cambio de paz", pero sin ninguna concesión territorial¨.
Ojala haya paz a cambio de paz algun dia.
Saludos!
Israel violó todos los tratados de derechos humanos con su genocidio en Gaza, utilizó armamento prohibido (bombas de racimo y de fosforo) además que experimentó con nuevas armas devastadoras, bombardeo, escuelas, hospitales y estaciones de policía, según los tratados internacionales los policías son considerados civiles.
La derecha siempre a dominado la política de Israel, lo que pasa es que hasta ahora es tan obvia y descarada.
Saludos!!!
Con respecto al video es pura propaganda, los nazis eran expertos en eso y por lo vistos los sionistas lo aprendieron muy bien.
Tomas:
Creo que la palabra genocidio es usada últimamente a la ligera, lo que paso en gaza y podes leer que estuve rotundamente en desacuerdo con esa guerra diametralmente opuesta en un desequilibrio brutal, pero jamás puede llegar a ser genocidio, son dos cosas muy diferentes.
Referente al video creo que hay cosas muy positivas de Israel y no solo sus políticos y sus guerras a veces justificadas.
Saludos
El genocidio o asesinato de masas es un delito internacional que consiste en la comisión, por funcionarios del Estado o particulares, de un exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivos de nacionalidad, etnia, raza o religión. Estos actos comprenden la muerte y lesión a la integridad física o moral de los miembros del grupo, el exterminio o la adopción de medidas destinadas a impedir los nacimientos en el grupo. Una matanza por motivos de ideologías está en debate, pero no está firmemente considerado como genocidio, aunque a veces se aplica el concepto por analogía.
Esa definición es similar a la reflejada en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, de 1948, y recogida en el Estatuto de la Corte Penal Internacional, de 1998, pero es objeto de cierta polémica en tanto a los grupos y a las acciones infligidas como a las causas por las que se llevan a cabo.
Tomas eso t parece pura propaganda? es real, quiero ver que pais hace eso x el otro.
Y de que genocidio hablas? explica las razones, genocidio es otra cosa.
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