Uno de las guerras más rápidas del siglo XX. Israel en la guerra de los seis dias, con un ataque preventivo, trajo consigo una confrontación de alto impacto, y como consecuencia los ejércitos árabes son derrotados. El general Moshe Dyan, arrasa antes de despegar de los aeropuertos a la aviación, de los distintos países árabes. Con esto se marca un hito en el Medio Oriente, la potencia regional, aliada de los Estados Unidos de Norteamérica, salta al a palestra mundial, al ganar una guerra en seis días, con lo cual emerge como la potencia regional y la única verdadera democracia en el Medio Oriente.
El primer ministro de Israel, Levi Eshkol, envió un mensaje al rey Hussein de Jordania: "No emprenderemos acciones contra Jordania, a menos que nos ataque
En 1973, el día del Yom Kipur, el día más sagrado por los judíos, Golda Meir decía que no creía que los atacaran sus enemigos ese día, algo que fue equivocado y los árabes iniciaron un ataque ante el cual nunca saldría victoriosos, solo por pedido de los norteamericanos, la primera ministra de Israel, decidió no llegar al Cairo, con su poderoso ejercito victorioso y así no avergonzar más a los árabes. Adjunto una parte de un artículo de Le monde Diplomatique, para su análisis y en recordatorio de que es la zona más volátil y conflictiva del mundo, donde se decidirá el futuro del mundo, no solo por sus yacimientos petroleros, sino por los conflictos étnicos y sus extremismos religiosos.
El primer ministro de Israel, Levi Eshkol, envió un mensaje al rey Hussein de Jordania: "No emprenderemos acciones contra Jordania, a menos que nos ataque
En 1973, el día del Yom Kipur, el día más sagrado por los judíos, Golda Meir decía que no creía que los atacaran sus enemigos ese día, algo que fue equivocado y los árabes iniciaron un ataque ante el cual nunca saldría victoriosos, solo por pedido de los norteamericanos, la primera ministra de Israel, decidió no llegar al Cairo, con su poderoso ejercito victorioso y así no avergonzar más a los árabes. Adjunto una parte de un artículo de Le monde Diplomatique, para su análisis y en recordatorio de que es la zona más volátil y conflictiva del mundo, donde se decidirá el futuro del mundo, no solo por sus yacimientos petroleros, sino por los conflictos étnicos y sus extremismos religiosos.
Al amanecer del 5 de junio de 1967, cuando el ejército israelí lanzaba su ataque contra Egipto, nadie podía imaginar que cuarenta años más tarde sus tropas seguirían ocupando territorios árabes conquistados durante la ofensiva.
Nadie imaginaba tampoco que una guerra tan breve transformaría la región. La derrota de Nasser y del nacionalismo árabe alegró a Estados Unidos, Israel y las monarquías árabes. Pero esa derrota aceleró la emergencia del islamismo político y la afirmación de la resistencia palestina. La incapacidad de las
Naciones Unidas para hacer aplicar las numerosas resoluciones destinadas a establecer una paz justa en la región contribuyó al desprestigio de las potencias occidentales. Por último, la situación de “ni guerra ni paz” facilitó la extraordinaria longevidad de los gobiernos autoritarios árabes, que contaron a menudo con la bendición de Estados Unidos.
Claro vencedor en esta tercera confrontación con sus vecinos árabes, después del conflicto de 1948-1950 y del de Suez en 1956, Israel, al negarse a devolver los territorios conquistados, al mantener bajo ocupación a una población palestina rebelde, al considerar el uso de la fuerza como la única manera de resolver los problemas, se fue hundiendo en una profunda crisis política y moral, uno de cuyos síntomas son los repetidos escándalos de corrupción.
El conflicto de 1967, que además fue fruto de cálculos equivocados, confirma que la guerra rara vez es la antesala de la paz.
Nadie imaginaba tampoco que una guerra tan breve transformaría la región. La derrota de Nasser y del nacionalismo árabe alegró a Estados Unidos, Israel y las monarquías árabes. Pero esa derrota aceleró la emergencia del islamismo político y la afirmación de la resistencia palestina. La incapacidad de las
Naciones Unidas para hacer aplicar las numerosas resoluciones destinadas a establecer una paz justa en la región contribuyó al desprestigio de las potencias occidentales. Por último, la situación de “ni guerra ni paz” facilitó la extraordinaria longevidad de los gobiernos autoritarios árabes, que contaron a menudo con la bendición de Estados Unidos.
Claro vencedor en esta tercera confrontación con sus vecinos árabes, después del conflicto de 1948-1950 y del de Suez en 1956, Israel, al negarse a devolver los territorios conquistados, al mantener bajo ocupación a una población palestina rebelde, al considerar el uso de la fuerza como la única manera de resolver los problemas, se fue hundiendo en una profunda crisis política y moral, uno de cuyos síntomas son los repetidos escándalos de corrupción.
El conflicto de 1967, que además fue fruto de cálculos equivocados, confirma que la guerra rara vez es la antesala de la paz.
por Henry Laurens
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