como memoria colectiva: representación, banalización y memoria.
"El mundo gira... " dice una vieja canción de los años 60. Y gira de verdad.
"Dejen al viento soplar... ". Y sopla de verdad.
Miles de personas recuerdan hoy el día del Holocausto, en memoria de los millones de personas, la mayoría de ellos judíos que murieron en los campos de concentración nazi.
Mañana es la conmemoración del día del Holocausto y para mi representa uno de los más significativos en esta era moderna, por la razón del despliegue militar sobre Gaza que ha causado un daño en mi opinión, casi irreparable a la imagen internacional del Estado de Israel.
Hoy les comparto unas imágenes que a mi parecer han causado un daño inimaginable y el dolor del pueblo Palestino infringido en esta operación es doloroso para mi mente.
Siempre he pensado que Israel debe defender a su población ante cualquier peligro, además de que está preparado con el quinto ejército más poderoso del mundo.
Al entrar a Gaza, donde hay una densidad de población que casi no se encuentra en ningún otro lugar del mundo, propicio una verdadera tragedia humana y centenares de muertos, en una operación militar que ha sido una guerra como extensión de la política.
El día del holocausto que se celebrara mañana, estará ensombrecido por una Gaza destruida y arrazada.
“...la memoria en el judaísmo no significa
la exaltación de un pasado ejemplar, sino la
presencia selectiva de lo impostergable,
ayer, hoy y mañana. Continuidad no en un
sentido escatológico, como cumplimiento
inexorable de un destino o de una promesa;
continuidad, más bien, como expresión de lo
frágil, de aquéllo que se puede perder, ejercicio
de la rememoración que salva en el
presente aquéllo que de ningún modo tiene
garantizada la permanencia, ni en el tiempo
ni en el recuerdo de los hombres. En este
sentido, lo propiamente judío de la memoria
se relaciona con lo amenazado, con lo que
permanece en estado de intemperie y que la
historia de los vencedores -como decía Benjamin-
desplaza hacia el olvido.”
Ricardo Forster“...el recuerdo histórico no es ningún punto
fijo en el pasado que vaya estando cada año
un año más pasado, sino que es un recuerdo
siempre igual de cercano, que propiamente
no ha pasado, sino que es recuerdo eternamente
presente. Cada uno en particular debe
ver la salida de Egipto como si él mismo hubiera
participado en ella.”Franz Rosenzweig “Para nosotros, olvidarse nunca fue una
opción. Recordar es un acto noble y necesario.
banalización necesario.
La llamada de la memoria, la apelación a
la memoria, nos alcanza desde el alba de la
historia. Ningún mandato figura tan frecuentemente,
tan insistentemente, en la Biblia.
Debemos recordar todo lo bueno que hemos
recibido, y todo el mal que hemos sufrido.”
Elie Wiesel“Siempre habrá judíos mientras recuerden.
No hay pecado más grande que el olvido.”
Simón Wiesenthal Hoy por hoy, a pesar de las amenazas que pesan sobre los israelíes, los estragos de la guerra recaen sobre todo en la población palestina, privada del bienestar al que tienen derecho todos los seres humanos. Los derechos humanos, las leyes internacionales de guerra, traspasan fronteras y ciudadanías y es el conjunto de la comunidad internacional la que debería velar por su cumplimiento. Rosa Toran
Equiparar a los gobernantes de Israel con los nazis del siglo XXI o comparar Gaza con los campos de concentración hitlerianos muestra a menudo cómo las reacciones ante la violencia desatada contra víctimas inocentes se mueven entre parámetros más condicionados por la pasión que por la reflexión y el análisis; también otras opiniones vinculan las posturas críticas con la agresión en Gaza a expresiones de antisemitismo. Rosa Toran
“...la única manera para que la historia no
se repita es manteniéndola viva.”
Eduardo GaleanoSin ningún atisbo de equiparación entre lo que tuvo lugar durante los años del nazismo y lo que sucede ahora, conmemoraremos el Día del Holocausto, recordaremos a sus víctimas, pero, conscientes de que la memoria no tan sólo existe en los libros y en las imágenes, también intentaremos buscar y difundir lo que es común a la humanidad, la que se vulneró en el pasado y la que se vulnera ahora, porque creemos firmemente en la igualdad, la libertad y la dignidad de todos los seres humanos. Porque no podemos destruir la humanidad para lamentarlo después.
Rosa Toran
El Estado de Israel no fue un regalo por causa del Holocausto, sino que consiguió su independencia luchando contra la más poderosa potencia colonial de entonces, que era Gran Bretaña. Los foros internacionales sólo le fueron favorables en noviembre de 1947, cuando las Naciones Unidas votaron por más de dos tercios la partición de Palestina en un Estado árabe y otro judío. Al Estado judío no se le otorgaba casi ningún sitio bíblico de significación, ni siquiera Jerusalén, cuya mayoría de habitantes era judía. Para "compensar", le adjudicaron el vasto desierto del Neguev. Los judíos aceptaron felices. Los estados árabes, en cambio, juraron violar esa resolución y arrojarlos al mar. Ni mencionaron independizar un Estado palestino. Tampoco lo crearon durante los 19 años en que ocuparon la Franja de Gaza y toda Cisjordania.
En 1967, Egipto bloqueó el Canal de Suez para el comercio con Israel y le cerró su salida por el golfo de Akaba. Manifestó que anhelaba borrarlo del mapa (como ahora Irán) y exigió el retiro del colchón de la ONU para terminar con la "entidad sionista". ¿Qué hicieron las Naciones Unidas? Retiraron el colchón, por supuesto, y dieron luz verde al exterminio. Pero el resultado no fue el que se esperaba.
Terminada la Guerra de los Seis Días, Israel ofreció la paz a cambio de la devolución de territorios conquistados. La Liga Arabe se reunió entonces en Khartun y emitió los famosos "Tres No": no negociar con Israel, no reconocer a Israel, no firmar la paz con Israel. ¿Hubo una indignada reacción a semejante hostilidad? Ninguna.
Sólo después de la Guerra de Iom Kipur el presidente Anwar El Sadat entendió que era imposible destruirlo y manifestó su propósito de acabar con la guerra. Entonces, el más duro de los israelíes, que era Menajem Beguin, le devolvió hasta el último grano de arena del Sinaí, territorio tres veces más extenso que todo Israel. No sólo eso: le entregó pozos de petróleo, aeropuertos, carreteras y hasta los centros turísticos más sofisticados que ahora posee Egipto, construidos por el mismo Israel. Como añadido, evacuó la ciudad de Yamit, al sudoeste de Gaza que, de haber existido aún, hubiese dificultado el contrabando de millares de misiles en los que gastaron ríos de dinero los actuales señores de esa Franja.
Después de ceder el Sinaí, Israel siguió siendo acusado de "expansionista". Es el judío, el maligno. Tampoco ayudó a la paz que evacuase por completo la Franja de Gaza sin pedir nada a cambio. Y la esperanza de que cesara el lanzamiento de misiles contra las poblaciones del sur. La Franja se convirtió en un territorio Judenrein. ¿Qué hicieron los líderes de Hamás con las 20 colonias paradisíacas que les dejaban los pioneros israelíes, llenas de flores, árboles, invernaderos, centros sanitarios, granjas, escuelas y hasta fábricas? ¡Las destruyeron, quemaron y convirtieron en escombros! ¿Fue condenada esa depredación irracional? No.
¿Se mencionan otros responsables, además de Israel, por los sufrimientos del pueblo palestino? El ejército jordano asesinó millares en el Septiembre Negro de 1971. Siria mató más palestinos que Israel, según dijo el mismo Yasser Arafat. Hamás ejecutó 370 palestinos cuando se adueñó de la Franja de Gaza y luego impidió la peregrinación a La Meca de los musulmanes que no respondían a sus mandatos.
Cierro con pena. Los terroristas están ganando la campaña que enciende el odio en vez de conducir a la moderación, el diálogo y la paz. Para ellos es mejor que muera un palestino a que muera un israelí, por eso los usan de escudos humanos. Cuando muere un israelí la prensa calla. Cuando muere un palestino brota lava ardiente. Mientras más palestinos sufran y mueran, más grande será la lástima. Pero esa lástima no aporta paz ni progreso.
Israel, judío entre las naciones, imperfecto como toda construcción humana, deberá seguir tolerando la doble vara con que se miden sus acciones. Es ineluctable. Pese a ello, sólo le queda reforzar lo que fortifica una buena relación con los sectores pacifistas y racionales del mundo árabe. Ya ha realizado mucho y bueno en varios campos, aunque de eso no se habla. Tiene que hacer más. Allí reside su condena o su gloria. Marcos Aguinis