“Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mt. 5: 6)
Querido don José:
No ibas a los templos, pero tu corazón era un templo abierto al clamor de nuestros pueblos.
No leías panfletos religiosos, pero sabías leer a profundidad las realidades de la gente.
No sabías qué es “el Reino de Dios”, pero soñabas con la Utopía de una sociedad inclusiva, equitativa, justa, saludable, educada, en armonía con la Naturaleza y plenamente orientada al Bien Común.
Gracias por tu lucidez que seguirá alumbrando el camino.
Gracias por tu palabra intensa y coherente.
Gracias por tu vida militante y generosa, consagrada al servicio de la justicia.
Sabemos que estarás presente en las luchas del pueblo y nuestra fe nos susurra que fuiste un hermano más y que como tal te volveremos a encontrar en la gran Mesa Común de la Utopía, en la Celebración de la Victoria Final.
A tu familia y a tu Partido, un abrazo intenso y solidario.
Obispo Melvin Jiménez M
Iglesia Luterana Costarricense.
San José, octubre 2012