sábado, 26 de febrero de 2011

"la segunda superpotencia"

¿Qué le ha sucedido al movimiento contra la guerra, que explotó en 2003 movilizando a millones de personas en todo el mundo occidental, hasta el punto de que el New York Times lo definiera como "la segunda superpotencia"?


Rostros que no conocemos y que a veces no entendemos por el choque de civilizaciones.

On February 15, 2003 global demonstrations took place against the impending invasion of Iraq. These involved between six and thirty million people and were listed in the Guinness Book of World Records as including the largest anti-war rally in history. In reaction, New York Times writer Patrick Tyler wrote in a February 17th article that: Second Superpower

A demonstrator in Spain shows solidarity with the uprisings in the Arab world, with a clear message: Yesterday it was the presidents of Egypt and Tunisia, today Gadhafi and tomorrow a different dictator.

“ ...the huge anti-war demonstrations around the world this weekend are reminders that there may still be two superpowers on the planet: the United States and world public opinion (Second Superpower).

El dinero mueve al mundo y dictadores y genocidas muchas veces son perdonados, por los petrodólares que tiran al mundo occidental.

Obama lo pensó mucho para ir en contra de los criminales ataques del ejercito libio contra la población civil manifestándose.

Demonstrators on top of an army tank in Benghazi. Eastern Libya has fallen to rebel militias as Gadhafi shores up his forces in Tripoli and the surrounding towns.

El régimen recurre a mercenarios de Níger, Chad, Ghana o Sudán para sofocar la revuelta - El tirano ha organizado a los militares según las divisiones tribales

Libyan leader Moammar Gadhafi has lost control of his country and large swaths have come under the control of anti-government protesters. Italian Prime Minister Silvio Berlusconi, once one of Gadhafi's closest allies, said on Saturday that "it looks as though Gadhafi has lost control of the situation in Libya."

Lo que sucede es que nunca ha sido un verdadero movimiento, sino el espasmo de un día, una intentona espontánea y desesperada de los ciudadanos de cualquier matiz político para detener la guerra.

Hoy la Segunda Superpotencia esta efervescente en Egipto, Libia y otras naciones del Oriente Medio.

Habrá que esperar a ver si China se contagia, Cuba y otras naciones que a pesar que son dirigidas por gobiernos elegidos democráticamente, han enrumbado su timón hacia dictaduras disfrazadas de legitimas y han corrompido el quehacer democrático de sus propias naciones.

La fragancia recorrerá el mundo, ni China ni ninguna otra nación podrá detener el anhelo de los pueblos por ser libres y soberanos, llego el momento de un cambio global y pensábamos que ya habíamos llegado al Fin de la Historia y no, estamos viviendo un renacer histórico, que será escrito y nunca olvidado en las páginas de la humanidad.


Créditos: Photo Gallery: Ghadafi's Last Stand. Spiegel ONLINE.

jueves, 17 de febrero de 2011

Después de Mubarak, ¿qué?

José Merino del Río*

La inmensa multitud de la plaza Tahrir festeja el triunfo del pueblo egipcio, mientras el ejército se hace cargo de la situación y pide a la gente que regrese a sus casas.

La caída de Mubarak es un gran acontecimiento, como lo fue antes la de Alí en Tunez. Se abren tiempos de ira y de revuelta en el mundo árabe. Los regímenes corruptos y dictatoriales tiemblan.

También están en movimiento frenético los gobiernos de Estados Unidos, de la Unión Europea, de Israel y de las oligarquías petroleras. Tiempos de agitación e incertidumbre, las cosas no van a ser como antes, pero son las mismas fuerzas progresistas y socialistas árabes las que advierten que no hay que bajar la guardia, para evitar que las cosas cambien sin que nada cambie, ejercicio de gattopardismo en el que las clases dominantes tienen experiencia y maestría.

Ahora, los neoliberales y los elementos más conservadores del establishment de Occidente felicitan a los pueblos de Tunez y de Egipto por su triunfo democrático. Los que han sostenido a estas dictaduras hasta el final, se suben presurosos al carro de una democracia que nunca apoyaron y en la que nunca creyeron, por eso aplauden a los generales egipcios para que restauren la tranquilidad y respeten los intereses geopolíticos del orden neocolonial impuesto a sangre y fuego en esa estratégica región.

Millones de árabes viven en condiciones infrahumanas de pobreza y falta de libertad bajo regímenes criminales y corruptos, mientras monarquías y élites oligárquicas acumulan inmensas fortunas y las ponen a buen recaudo en los paraísos fiscales tolerados y protegidos por las potencias occidentales. Poderosos ejércitos y aparatos policiacos, entrenados y supervisados por los principales gobiernos de la OTAN, consumen los presupuestos que se les roba a la educación y la salud, y reprimen cualquier intento de crítica o resistencia. Son los mismos regímenes que traicionan sistemáticamente al pueblo palestino, y que consideran a las mujeres ciudadanas de tercera categoría, como en Arabia Saudí, por ejemplo, el principal aliado de los Estados Unidos en la región, junto al régimen del defenestrado Mubarak.

Pobreza, desigualdad, represión, humillación, falta de democracia, son los ingredientes que han encendido la mecha de la rebelión que se extiende en el Magreb y Oriente Próximo. Las potencias occidentales lo saben, pero justifican el apoyo a las satrapías corruptas ante el temor del avance del islamismo radical y del terrorismo yihadista. Pura hipocresía. Noam Chomsky recuerda que Estados Unidos y Gran Bretaña, por ejemplo, apoyaron tradicionalmente al extremismo islámico frente al nacionalismo secular y a la izquierda laica; Arabia Saudita, estado islámico fundamentalista, no sólo es su cercano aliado, sino también centro ideológico del terrorismo islámico; igual que Pakistán, otro aliado y fuente de terrorismo desde los tiempos en que Reagan celebraba a la dictadura militar y financiaba a los talibanes que combatían al gobierno afgano apoyado por la Unión Soviética.

Para frenar a las corrientes nacionalistas y socialistas que luchaban, y lo siguen haciendo, por la independencia y el desarrollo de sus países, las potencias occidentales no dudaron en apoyar a las fuerzas islamistas de naturaleza reaccionaria. Así fue en tiempos de Nasser, cuyo sueño era lograr un Egipto independiente económicamente y unir a las naciones árabes frente al imperialismo y al sionismo que fomentaban la división y el inmovilismo neocolonial. El islamismo radical nunca ha sido el problema de fondo. El problema de fondo siempre ha sido impedir que las naciones árabes sean libres e independientes, para que puedan ser dueñas de sus enormes recursos estratégicos y de su dignidad. Cada vez que un gobierno árabe lo ha intentado, sus dirigentes han sido derrocados o asesinados. La apuesta de las potencias occidentales nunca fue por la democracia, sino por el control de los recursos y de las vías estratégicas, y eso lo garantizaban dictaduras entreguistas y corruptas.

El futuro de los pueblos árabes no depende entonces de si los gobiernos serán o no serán de signo islámico. Gobierno islamista o laico no es la cuestión. Lo fundamental será si los nuevos gobiernos lucharán por la dignidad e independencia de sus países, sin aceptar ser empleados de ninguna potencia extranjera; si continuarán con las políticas neoliberales que han empobrecido a la mayoría de sus pueblos, o emprenderán las reformas necesarias para abatir tanta injusticia y corrupción; si acabarán con la represión de las libertades y derechos y apostarán por democracias robustas con ciudadanías activas y respetadas; si continuarán o no permitiendo que siga la tremenda injusticia contra el pueblo palestino, en fin, si contribuirán de verdad a la construcción de una paz justa y duradera en la región fundamentada en unas nuevas relaciones internacionales y en la lucha por una nueva arquitectura geopolítica de otro mundo posible en esta atormentada región.

De momento en Egipto el vacío de poder ha sido ocupado directamente por el ejército. Un ejército considerado entre los diez más grandes del mundo, con medio millón de miembros activos y otro medio millón en la reserva, y con un presupuesto multimillonario alimentado por la ayuda de los Estados Unidos, que sólo en material militar supera los 1.500 millones de dólares anuales. Un ejército cuya cúpula siempre se mantuvo cohesionada alrededor de Mubarak, y al que enviaron finalmente al cubo de la basura, de momento en el retiro de lujo del balneario de Sharm el Seij, cuando se hizo evidente de que el pueblo egipcio no iba a ceder en su firme demanda de poner fin al dictador.

Tanto en Egipto como en el resto del mundo árabe se abren grandes esperanzas, también son grandes las incognitas. La multitud de la plaza Tahrir simboliza el potencial de una rebelión popular portadora de una alternativa de justicia y de libertad. La cúpula militar que pretende canalizar y controlar la transición, representa a quienes obligados a entregar la cabeza de Mubarak, maniobrarán hasta el final para que nada cambie en el esquema de dominación y explotación colonial en la región.

Días decisivos por delante, donde las voces solidarias con los pueblos árabes deben escucharse, frente al griterio hipócrita de esos liberales de pacotilla, que cada vez que sienten que sus chequeras corren peligro recurren sin escrúpulos a la dialéctica de las pistolas y de la fuerza.

* Presidente del Partido Frente Amplio de Costa Rica



La agenda de la libertad

Hay pavor en la Internacional Autoritaria. No son buenos tiempos para los autócratas. Tampoco para sus amigos y aliados occidentales. La oleada revolucionaria promete un tiempo nuevo, que exigirá una forma de gobernar y de comportarse distinta, probablemente fuera del alcance de la mayoría de los dictadores y reyezuelos que roban y oprimen a sus ciudadanos.



La crisis de Bahréin pone a prueba la 'doctrina Obama' ante el cambio árabe


La crisis del reino es una prueba mayúscula sobre la sinceridad de la política norteamericana en la región. Aunque no tiene el significado histórico ni el peso político de Egipto, Bahréin es un pilar para la protección de la seguridad en Oriente Próximo y de los intereses de EE UU en la zona.

martes, 1 de febrero de 2011

El último Faraón de Egipto y la "tormenta perfecta" en el mundo árabe

Revolución del Jazmín en Túnez destapa la congoja de toda una región

La pobreza, el hartazgo por el inmovilismo político y la falta de democracia han encendido la mecha de protestas sociales en el Magreb y Oriente Próximo. Ya ha caído el presidente de Túnez, y los de Egipto y Yemen han anunciado que no volverán a presentarse a la reelección. Occidente vigila de cerca el nuevo mapa político y social que se está gestando en la zona.

Mapa interactivo de las protestas

Podrán cortar todas las flores, pero no detendrán la primavera.

Manifestantes egipcios con un retrato de Mubarak dentro de la estrella de David, símbolo de Israel(AP Photo/Emilio Morenatti)

Tel Aviv observa con preocupación cómo la población egipcia está a punto de derrocar a su principal aliado regional

"Es la posición más peligrosa para Israel desde 1948", dicen los analistas

El temor al contagio en Jordania, único país árabe junto a Egipto que mantiene contacto diplomático con Israel, empeora su visión de las revueltas

Manifestantes concentrados en la plaza Tahrir alzan sus zapatos contra Mubarack tras escuchar su discurso en la televisión.

Sobre los tanques
EFE 01-02-2011

Los manifestantes se congregan alrededor de un tanque del ejército durante una masiva protesta convocada por el movimiento opositor en la plaza Tahrir (plaza de la Liberación), para exigir la dimisión del presidente Hosni Mubarak, en El Cairo.


La revolución del Jazmín su olor esta impregnando a toda una región, su olor llega a Egipto, la segunda potencia de Oriente Medio, después de Israel.

Único país árabe que ha firmado la paz con el estado hebreo, con un ejército de más de setecientos mil efectivos y más de un millón de personas que sirven de espías y soplones de la sociedad egipcia, que vive todo un drama por esta situación.

Pero la revolución llego para quedarse, los jóvenes agobiados por el desempleo y la mayoría de la población vive con menos de dos dólares diarios, y con un régimen de más de treinta años, llego el momento del cambio.

Pero hay una interrogante, llegara la democracia a esa nación la cual nunca ha sido conocida, o el fundamentalismo islámico sacara sus garras en Egipto.

El corazón palpitante del mundo Oriente Medio, está en estos momentos con olor a Jazmín, y su olor se extenderá por los cuatro puntos cardinales.



El último Faraón de Egipto tiene sus días contados, por no decir sus horas a como vaticino el NY Times. Pánico estratégico del mundo occidental, al ver sus intereses económicos y estratégicos en peligro, incluido la potencia nuclear de Oriente Medio ISRAEL.

Créditos: ELPAIS.com